El sindicato recuerda que cumplen los mismo requisitos que otros colectivos profesionales a los que el Gobierno ya les ha aplicado un coeficiente reductor de la edad de jubilación. Esta propuesta «no implica una sobrecarga adicional del sistema público de pensiones ni tampoco de la Seguridad Social» y conllevaría la contratación de nuevos profesionales
El Sindicato de Enfermería (SATSE) se ha marcado como nuevo objetivo estratégico de la organización la aprobación de una norma que permita acceder a enfermeras y enfermeros a la jubilación anticipada de manera voluntaria, ya que «daría respuesta a la problemática que les supone seguir trabajando en condiciones especialmente penosas y duras y mejoraría la atención a ciudadanos y pacientes y el funcionamiento del Sistema Nacional de Salud (SNS)», apuntan en un comunicado.
Las enfermeras y enfermeros cumplen los «mismos requisitos» que otros colectivos profesionales, como los del sector ferroviario, personal de vuelo, profesionales taurinos o policías, a los que el «Gobierno ya les ha aplicado un coeficiente reductor de la edad de jubilación en virtud de la Ley General de la Seguridad Social».
Esta norma prevé que la edad mínima exigida para tener derecho a la pensión de jubilación «pueda ser rebajada en aquellos grupos o actividades profesionales cuyos trabajos sean de naturaleza excepcionalmente penosa, tóxica, peligrosa o insalubre y acusen elevados índices de morbilidad y mortalidad».
El sindicato recuerda que la profesión de Enfermería es ejercida en más de un 85% por mujeres y, «al vincularla socialmente a los roles que tradicionalmente se asocian al género femenino del cuidado (hogar, familia…), no se le reconoce suficientemente la gravosidad de sus condiciones laborales».
La sociedad, continúa SATSE, «no percibe la dureza psicológica, el estrés o el agotamiento emocional que provoca el contacto permanente con el sufrimiento, el dolor, la enfermedad y, en ocasiones, la muerte». Por ello, «no se están adoptando las medidas de compensación que ayuden a proteger su salud, también en la última etapa de su vida laboral«.
No implica sobrecarga del sistema público
De otro lado, el sistema de jubilación por coeficientes reductores que defiende SATSE «no implica una sobrecarga adicional del sistema público de pensiones ni tampoco de la Seguridad Social, ya que prevé una cotización incrementada que se abonará durante toda la vida laboral de cada enfermera o enfermero».
La posibilidad de acceder a la jubilación anticipada para las enfermeras y enfermeros «mejoraría la atención a pacientes y ciudadanos y al sistema sanitario en su conjunto», dado que estos profesionales, por la naturaleza de su trabajo y la complejidad del mismo, «necesitan una pericia y habilidades específicas, así como un estado de permanente alerta y vigilancia, que se ve afectados a causa de la evolución cronológica natural de las personas».
El posibilitar la jubilación anticipada de las enfermeras y enfermeros que así lo deseen conllevaría la «contratación de nuevos profesionales, rejuveneciendo de esta manera las plantillas en los centros sanitarios».
De cara a lograr este objetivo, SATSE emprenderá contactos y realizará jornadas y actos diversos en centros sanitarios de todo el Estado. Asimismo, difundirá distintos materiales informativos y realizará todo tipo de acciones de comunicación online y offline.
Condiciones laborales duras y penosas
Respecto a las condiciones laborales de las enfermeras y enfermeros, SATSE subraya que son «especialmente duras y penosas» a lo largo de toda su trayectoria profesional, ya que se ven sometidos a «numerosos riesgos que son intrínsecos a su profesión y que influyen de manera decisiva en su salud».
Entre otros, están los riesgos de tipo psicosocial, remarcando el hecho de que todos los enfermeros y enfermeras tienen un «contacto permanente con el sufrimiento, el dolor, la enfermedad y, en ocasiones, la muerte», lo que supone una carga emocional muy importante que les acompaña a lo largo de toda su dilatada trayectoria profesional.
También están los riesgos biológicos (contagios por cortes, pinchazos…), químicos (medicamentos peligrosos, alergias a material…), físicos y mecánicos (ruidos, iluminación, temperaturas, sobrecarga física, riesgos de caídas, radiaciones ionizantes…) o las agresiones físicas y verbales.
De otro lado, su labor conlleva, además, la necesidad de prestar servicios de manera permanente y continuada a lo largo de todo el día y el año, lo que requiere que se trabaje a turnos por las noches, festivos y fines de semana. Todo ello impide al organismo «adquirir hábitos naturales de sueño, alimentación y descanso cuya alteración, según multitud de estudios científicos, afectan a su salud y bienestar psicosocial«.
A modo de ejemplo, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) concluye que los profesionales de turno de noche pierden cinco años de vida por cada 15 años de trabajo en turno de noche, o que un estudio publicado por ‘American Journal of Preventive Medicine’ concluye que existe «mayor mortalidad asociada al turno de noche, de hecho, las mujeres que trabajan en turno de noche presentan un riesgo de muerte de un 11% más«.