La organización recuerda que las reagrupaciones de menores marroquíes han de garantizar su protección y ser individuales y voluntarias
Según ha transcendido en varios medios de comunicación, Marruecos y España están trabajando conjuntamente en la elaboración de un protocolo para la reagrupación familiar de los niños, niñas y adolescentes marroquíes que se encuentran solos en Ceuta. Ambos países confían en que servirá de marco para una repatriación más “ágil”.
Save the Children cuestiona su enfoque ya que considera ilegales los planteamientos que pasen por reagrupaciones colectivas en lugar de analizar caso por caso la situación de cada menor de edad.
“Resulta esencial que, tras la llegada al territorio, las autoridades realicen una evaluación del interés superior de cada niño y niña para determinar cuál es la solución duradera que mejor responde a sus necesidades y su bienestar”, explica Catalina Perazzo, directora de Incidencia Social y Políticas de Infancia de Save the Children.
Las soluciones duraderas que se planteen al menor pueden ser la integración en el país de acogida, el reasentamiento en un tercer país o el retorno al país de origen, ya sea a su familia o al sistema de protección del país de origen. Para que el retorno pueda ser considerada como la solución que mejor garantice los derechos del menor —incluyendo su derecho a la salud, la educación y la integridad física— ha de llevarse a cabo tras haberse realizado una evaluación de su interés superior exhaustiva e individualizada. Además, es imprescindible que su retorno no suponga un riesgo para su integridad física o moral y que se pueda garantizar un seguimiento individualizado y una garantía de reintegración que permita el cumplimiento de todos sus derechos. En ningún caso podría ser el resultado de una expulsión colectiva ni, sobre todo, que se realice en contra de la voluntad del propio niño, niña o adolescente.
“Los argumentos no fundados en derechos, como lo son los basados en las restricciones generales de la inmigración, no pueden prevalecer sobre las consideraciones fundadas en el interés superior del menor”, recalca Perazzo. “Este tipo de noticias generan además mucho nerviosismo y ansiedad a los niños y niñas migrantes, pudiendo provocar que huyan de los centros en los que se encuentran, lo que aumenta su vulnerabilidad”, añade.
Según los datos recabados por la organización a finales de junio y principios de julio, aproximadamente una cuarta parte de los niños y las niñas migrantes a los que entrevistó en Ceuta había sufrido violencia física, abusos o malos tratos en su país de origen. Asimismo, uno de cada seis declaró padecer tortura o trato degradante antes de llegar a España. Save the Children continúa trabajando en Ceuta y entrevistando a menores sin referentes familiares en la ciudad para seguir identificando situaciones de desprotección, vulnerabilidades y posibles solicitudes de asilo.
Bases para un retorno seguro
Según la información recogida en los medios de comunicación sobre el acuerdo de 2007 entre España y Marruecos, aunque contempla este tipo de repatriaciones, señala que deben hacerse conforme tanto a la legislación española como al derecho internacional. Además, para que la repatriación sea conforme a derecho, debe cumplir, además de con la legislación internacional —Convención de Derechos del Niño, Convención de Ginebra— este acuerdo deberá respetar la legislación española: La Ley y Reglamento de Extranjería, la Ley de Asilo y la Ley de Infancia y Adolescencia de 2015. Entre estos requisitos, se debe hacer una evaluación individualizada del interés superior del menor, habilitar un trámite de audiencia y alegaciones del menor, recabar información de las autoridades marroquíes respecto de la familia de origen e informes del Ministerio Fiscal y del Sistema de Protección.
Asimismo, Save the Children recuerda que los menores entre 16 y 18 años deberán intervenir en el proceso, bien personalmente o mediante el representante legal que escojan. Si son menores de 16, deberá asignárseles un representante legal.