Durante el año 2021 doce personas murieron cada día de media cuando intentaban llegar en las distintas rutas migratorias hacia el estado español. Cada vez hay menos intentos de cruce desde el Norte de Marruecos hacia el estado español a través del mar. Caminando Fronteras denuncia que Salvamento Marítimo no hace intervenciones más abajo del paralelo 35’50 aunque corran peligro las vidas de las personas y se tenga constancia de que Marruecos no ha movilizado ningún servicio de rescate
Las políticas de la disuasión y contención implementadas en las rutas del Mediterráneo occidental por Europa y Marruecos han derivado definitivamente los flujos migratorios hacia el Atlántico, siendo el destino principal de las personas en movimiento las Islas Canarias, según constata el último informe de monitoreo de datos de Caminando Fronteras, relativo al año 2021.
«Este camino migratorio es uno de los más peligrosos activos en el mundo en estos momentos, no solo por las características geográficas de la zona y los peligros del océano; sino también por los intereses geoestratégicos que disputan territorios marítimos y geográficos en la zona comprendida entre Laayoune y la frontera de Mauritania», detalla la organización en su informe anual.
Debido a la militarización de la frontera mediterránea, pero también a los intereses territoriales (marítimos y terrestres) que se disputan en el Atlántico cada vez hay menos intentos de cruce desde el Norte de Marruecos hacia el estado español a través del mar. «A pesar de este descenso, las muertes continúan por falta de medios de rescate», recoge el informe de Caminando Fronteras, ya que «la política aplicada en la zona recuerda a la del Mediterráneo Central cuando los servicios públicos de Malta e Italia abandonaron los rescates creando un derecho a la vida de segunda para las personas migrantes».
La oenegé denuncia que que «Salvamento Marítimo español no hace intervenciones más abajo del paralelo 35’50 aunque corran peligro las vidas de las personas y se tenga constancia de que Marruecos no ha movilizado ningún servicio de rescate». Algo que la organización ha constatado en las alertas recibidas desde embarcaciones neumáticas a remos en el Estrecho, «donde las personas aportan posiciones exactas, y aunque el riesgo de naufragio es muy alto, pasan horas sin que se inicien labores de rescate».
Uno de los testimonios recogidos por N., uno de los agentes de proximidad de las comunidades migrantes con los que la organización trabaja en red, fue el de A., una mujer que le explica a Helena Maleno al teléfono desde el hospital Mohammed V: “Señora se ahogó mi bebé, se ahogó”, no le salen las palabras de la boca y después de llorar durante largo rato, continúa:
“Estábamos en la zodiac, iba con mi bebé y el resto eran amigos del barrio. Llevaban horas llamando para que nos rescatasen, pero no venía nadie, entonces uno de ellos dijo que intentásemos volver a tierra. El viento nos llevaba también, y las olas nos llevaban arriba y abajo, casi estábamos llegando cuando volcamos. Mi niño seguía atado a mí, soy nadadora, en mi país nadaba y eso hice, nadar y llegué. Mi bebé está muerto, muerto, la gendarmería me trajo al hospital y el bebé está en la morgue. Quiero salir de aquí y enterrarlo”. Según recoge el informe, A. pudo enterrar a su hijo en Tánger después de sobrevivir a aquel naufragio el veinte de mayo. «De sus cinco compañeros no ha habido noticias, ella intenta rehacerse emocionalmente, aunque sigue con muchas pesadillas y ansiedad«, detallan.
A., explicó que desde las once de la mañana hasta las seis de la tarde estuvieron pidiendo auxilio a los servicios de rescate. Después se quedaron sin comunicación e intentaron volver atrás cuando ya era noche cerrada.
El paralelo 35’50, límite para salvar vidas
Desde el monitoreo del Observatorio de Caminando Fronteras, también han detectado que «España no puede bajar del 35’50 para salvar vidas, pero Marruecos si traspasa esa línea para efectuar labores de control migratorio».
Otro de los testimonios que recoge el informe explica que “estuvimos llamando y mandando posiciones todo el tiempo, teníamos mucho miedo porque la neumática estaba muy desinflada. Habíamos remado mucho, uno de nosotros cayó al agua y logramos recogerlo de nuevo. Al fin llegó la marina marroquí y bueno al menos estamos vivos”. El 30 de agosto esta neumática a remos, a la deriva y hundiéndose con cinco personas a bordo fue rescatada en el 35´55 por la marina marroquí.
«Si la alerta se produce días después ni siquiera se activan búsquedas, a pesar de los esfuerzos de las familias incluso a través de denuncias policiales», recalcan desde la organización, que además apuntan al «cuestionamiento de las alertas dadas por las organizaciones, las familias, las personas migrantes y las comunidades» como otra forma de violencia en frontera, «al igual que la incertidumbre a la que se les somete».
En el informe Caminando Fronteras también denuncia que el pasado 02 de diciembre, la organización No Name Kitchen, junto a otras organizaciones, alertaron de la desaparición de cinco menores que salieron en una balsa sin motor desde Ceuta el día 30 de noviembre, con la intención de llegar a la península. Los amigos contaron que los adolescentes embarcaron desde la Playa de Benítez en Ceuta.
«La organización denunció ante la Guardia Civil los hechos, explicando además que tres de ellos habían sido tutelados en un centro de menores de la ciudad. También pusieron en conocimiento de la situación a Salvamento Marítimo y a las autoridades marroquíes. Las familias de los menores depositaron a su vez una denuncia en Marruecos. La primera respuesta que la organización recibió desde Salvamento Marítimo fue que tenían que comunicar la desaparición a Cruz Roja. Al día siguiente Salvamento Marítimo, les explicó a No Name Kitchen varias teorías: que los menores hubiesen llegado a la zona de Alhucemas o que no hubiesen llegado a salir, pero en ningún momento los servicios de rescate mencionaron si se habían iniciado actuaciones para la búsqueda de los menores».
La No Name Kitchen sigue acompañando a las familias y amigos, están en contacto con organizaciones en Marruecos y España, «han buscado en hospitales y en centros de menores. Pero a día de hoy los cinco adolescentes siguen desaparecidos. Como dicen las compañeras de No Name Kitchen “Resulta que vivir, y que tu vida importe, también es un privilegio”».