Entrevista con Jesús Vidal
Jesús Vidal, actor y dramaturgo leonés, es el recién galardonado con el Goya Actor Revelación por su papel en Campeones (Javier Fesser, 2018). Además de este reconocimiento, la Academia ha premiado también a este largometraje como Mejor Película del año pasado y al tema de la película “Este es el momento” de Coque Malla como Mejor Canción Original.
En septiembre tuve la oportunidad de pasar unas horas con él, en su descanso entre la finalización de la gira de Cáscaras vacías, producción del Centro Dramático Nacional y LaZona y la promoción de Campeones y el documental Ni distintos ni diferentes: Campeones (Álvaro Longoria), en la cual, aunque no aparezca por no tener diferencia intelectual, ha participado.
Aunque la entrevista en sí pueda carecer de actualidad: no habla de su corto en colaboración con Policía Nacional, de su participación en los Premios Feroz o, sobre todo, su premio en los Goya, seguido del discurso más emotivo de toda la gala; la intención es la misma. Sus palabras desprenden la misma verdad y franqueza que las pronunciadas la pasada noche en el Palacio de Congresos y Exposiciones de Sevilla.
Humildad y vulnerabilidad
Después del éxito y repercusión de Campeones, ¿cómo se siente cuando le reconocen por la calle?
Se agradece que la gente te dé estas muestras de cariño. Lo tomo como un cariño hacia el trabajo y el personaje. También es una responsabilidad. La fama es una señora quetodavía no conozco.
¿Cuál es la lección más grande que le ha dado el escenario?
La lección más grande que he aprendido actuando es que la humildad es la clave de todo, es la esencia. Una persona humilde puede tener esa empatía y llegar a sentirse otro. Y, a mí, eso es lo que realmente me estimula, lo que me motiva. Luego está la responsabilidad social. A nivel personal, actúo porque me encanta.
¿Qué prefiere: salas grandes, pequeñas, el cine…?
La intimidad de una sala pequeña es muy bonita. Al cine también le he cogido mucho cariño, no lo noto frío: la cámara es muy bonita. ¡Ojo! Lo ve todo. También pasa cuando estás en escena, el ojo lo ve todo. Eres vulnerable igualmente. Esa sensación de sentirme desnudo me gusta. Es algo como adánico: creo que si somos muy humanos es por nuestra vulnerabilidad.
¿Está ya metido en nuevas obras, películas para continuar su carrera de interpretación?
De momento, no, porque quiero centrarme en la gira de Cáscaras Vacías y en ser embajador de un mensaje tan bonito como es el de Campeones, que requiere mucha responsabilidad. No es algo que haya que tomárselo a la ligera; luego ya habrá tiempo para pensar.
Pero después Campeones seguro que tendrá muchas ofertas de nuevos proyectos…
Uno espera que Campeones abra puertas. Espero poder seguir trabajando, que al final es el objetivo. La inclusión, como dice una de las coaching de la película Allende López [a la que decía en el discurso “gracias, amiga”], no es más que una herramienta. El objetivo es que las personas con discapacidad podamos trabajar en lo que realmente estamos formados. Que podamos vivir, al margen de nuestra diferencia o con ella, como hacen todas las personas que no tienen una discapacidad diagnosticada, pero que tienen diferencias, porque todos tenemos diferencia unos con otros.
¿Cuánto le queda a la sociedad por aprender sobre la diferencia intelectual?
Yo creo que queda mucho, esto es solo el principio. Es simplemente un despertar. La sociedad se ha dado cuenta de la existencia de un mundo nuevo, que antes estaba en el armario, escondido. Con Campeones, mucha gente ha perdido el miedo a relacionarse con personas diferentes.
¿Qué ha aprendido grabando Campeones?
Yo aprendí mucho; de lo que es la discapacidad o diferencia intelectual, no sabía apenas. Sí que es verdad que había trabajado en Cáscaras vacías y en los talleres Una mirada diferente con gente que tenía discapacidad intelectual, pero no a este nivel de inmersión. He convivido con estas personas y sus familias durante un par de meses, doce horas al día. He visto que, aparte del cariño, que lo hay, de la ternura, que la hay, tienen dentro belleza, verdad y, en realidad, son muy carnales, muy humanas. Siempre se tenía ese tópico de la discapacidad intelectual como algo angelical y, de ángeles, yo ya lo sabía, no tienen nada [bromeando].
¿Cómo fue el ambiente en el rodaje?
El ambiente fue muy bonito. Tanto a nivel de coaching, como a nivel de dirección. Nos facilitaron todo para que los actores diéramos lo máximo. Hicimos una piña: vestuario, maquillaje, técnicos, fotografía… Todos. Además, es muy curioso porque los otros actores se integraron mucho con nosotros. Lo digo así: no nosotros con ellos, ellos con nosotros. Fue maravilloso. Yo creo que hemos hecho un muy buen trabajo: hemos funcionado todos en pos de transmitir un mensaje de respeto y de dignidad hacia las personas con diferencia intelectual. Lo más bonito es que ha llegado a la gente y lo ha cogido como propio.
¿Y sobre jugar al baloncesto?
A mí el baloncesto me ha apasionado desde pequeño. Pero yo soy ciego, no ciego total, pero sí afiliado a la ONCE, y, por mi condición visual, no debo jugar mucho a deportes de contacto. Fue toda una aventura. Jugar al baloncesto en Campeones me enseñó que no es solo el deporte que vemos en la televisión, que oímos en la radio, en los medios generalistas. Ellos, en cada partido, se juegan la vida. Estas ligas están súper organizadas y, además, juegan muy bien. Otra cosa es que vas a jugar un partido, que es una grabación para una película, sabes que estás actuando. Se te pone enfrente un chico de dos metros, pensando que está ante el partido de su vida, y comprendes la realidad del deporte adaptado. Para mí ha sido un gran descubrimiento.
El documental de Campeones fue el motivo de la entrevista por su estreno próximo por aquellas fechas.
¿Qué descubrirá el público en el documental?
El documental muestra la parte de la vida real de los actores de la película con diferencia intelectual. En parte, [el documental] no me sorprendió porque es lo que aprendí de ellos durante el rodaje. Evidentemente, yo lo veo con una mirada más objetiva que la película porque no soy partícipe. Sí que observo la lucha, de ellos y de sus familias, por salir adelante, por llevar una vida digna, y eso es bonito. La gente que vaya a verlo descubrirá una parte que a lo mejor no es amable, pero ahí está. Aunque lo que mejor refleja cómo son, sin ninguna duda, es la película. La gente que se haya enamorado de estos campeones tiene que seguir enamorada de ellos con la imagen de la película, porque es la más real.
La visión del documental es una visión buena. Está, quizá, más centrado en su discapacidad. Yo, personalmente, opino que hay que centrarse más en las potencialidades, en las cualidades, en lo que uno puede hacer. En el documental han querido mostrar esa realidad y yo, desde luego, estoy muy orgulloso de mis compañeros. Pero que sí, que la gente vea el documental: aprenderán de su vida y de las personas que les rodean, que también es importante. Que contrasten las dos miradas. Descubrirán que son todavía más maravillosos de lo que han visto en Campeones. Ellos salen triunfadores del contraste, ahí sí que ganan por goleada.
¿Puede hablarme de alguno de sus compañeros?
De Gloria Ramos [la tercera por la derecha en la imagen, nominada a Actriz Revelación en los Goya] destaco su capacidad para el trabajo y su naturalidad. Como la ves, así es; tiene conquistada a media España. Sergio Olmos [el primero por la izquierda] es un chaval que alegra la vida. Cuenta unos chistes malísimos, pero no puedes parar de reírte. Muy fresco; es una persona muy franca. Stefan López [el cuarto por la izquierda] tiene una gran capacidad de concentración. Es muy pispo, muy listo, sabe distinguir muy bien los afectos. Aparte del cariño que da, es una persona muy sabia. Te puede hablar de presión atmosférica, que es su tema favorito, durante tres o cuatro horas…
A pesar de lo reñido que estaba el galardón a Mejor Película, este mensaje de humanidad y, como dijo Jesús en sus agradecimientos, de “inclusión, diversidad y visibilidad”, ha hecho a Campeones y a él mismo los campeones de la Gala de los Goya de 2019.