Muchos de ellos carecen de las medidas higiénicas necesarias, ni siquiera lugares para que los trabajadores se laven las manos
De los 492 mataderos contabilizados en Marruecos, sólo 17 cuentan con los permisos oficiales para desarrollar esta actividad, de los cuales 10 son municipales y siete privados, según la revista L’Observateur du Maroc et d’Afrique.
“Las cifras fueron reveladas por el ministro de Agricultura, Pesca Marítima, Desarrollo Rural, Agua y Bosques, Mohamed Sadiki, durante una reciente sesión de preguntas orales en la Cámara de Representantes”, precisa el semanario. El ministro se centró en los múltiples retos a los que se enfrentan los mataderos en Marruecos, entre ellos infraestructuras y equipos obsoletos e inadecuados, normas sanitarias insuficientes y una gestión ineficaz.
Por su parte, el ministro del Interior, Abdelouafi Laftit, destacó también las numerosas disfunciones de los mataderos públicos y añadió que la calidad de los servicios está directamente relacionada con la capacidad de las autoridades locales de soportar los costes financieros ligados al mantenimiento de estas infraestructuras, la mayoría de ellas no cuentan con recursos financieros adecuados para asumir estas responsabilidades.
Las autoridades han cerrado varios mataderos rurales que no cumplían las normas de seguridad. A cambio, el ministerio otorgó a las comunidades un apoyo financiero equivalente a los ingresos generados por estos mataderos y adquirió el equipo necesario para garantizar el suministro de carne roja. Pero no es suficiente.
“El Tribunal de Cuentas publicó un informe detallado que revela que sólo cinco mataderos colectivos de los 900 existentes respetan las normas sanitarias en Marruecos. Las misiones de control llevadas a cabo por los consejos regionales de cuentas entre 2007 y 2015 pusieron de relieve numerosas deficiencias recurrentes en materia de higiene, salud y gestión”, agrega la publicación.
El informe señala, entre otras cosas, que muchos mataderos no estaban conectados a las redes de agua potable, electricidad y saneamiento. Muchos carecen de las instalaciones sanitarias necesarias para limpiar y desinfectar las manos y las herramientas, como exigen las especificaciones.