En menos de siete días, Tarifa ha vivido dos incendios que han puesto en alerta máxima a la localidad gaditana en plena temporada alta. Las llamas, que se propagaron con rapidez debido al viento y las altas temperaturas, obligaron a desalojar a 3.500 personas entre vecinos y turistas.
“Era imposible casi respirar”, relataban algunos afectados que tuvieron que abandonar precipitadamente sus alojamientos y viviendas. Las escenas de humo y carretera colapsada han vuelto a poner sobre la mesa un problema que la localidad arrastra desde hace años: el crecimiento constante del turismo sin un refuerzo paralelo en infraestructuras clave ni en vías de evacuación.
Las autoridades han reconocido que la magnitud de los siniestros ha tensado todos los recursos disponibles, desde bomberos hasta servicios sanitarios. Mientras los efectivos continúan enfriando las zonas afectadas, el debate sobre la sostenibilidad del modelo turístico de Tarifa se intensifica.
