En la madrugada del sábado, Israel ejecutó una serie de ataques aéreos sobre Irán, en respuesta al lanzamiento de 180 misiles por parte de Teherán a principios de octubre. Estos ataques se centraron en fábricas de misiles y otros emplazamientos militares, evitando cuidadosamente instalaciones nucleares y petrolíferas que podrían haber desencadenado una respuesta más agresiva por parte de Irán.
La comunidad internacional, liderada por Estados Unidos, había instado a Israel a evitar atacar infraestructuras críticas para prevenir una escalada mayor en la región. El Ejército israelí completó tres oleadas de ataques antes del amanecer, advirtiendo a Irán que no respondiera con más violencia.
Reacción de Irán
Irán informó que sus defensas aéreas lograron contrarrestar parte del ataque, aunque reconoció la muerte de cuatro soldados y daños limitados en algunas localidades. A pesar de las tensiones, Irán ha mostrado señales de moderación, aunque su Estado Mayor ha declarado que se reserva el derecho a responder en el momento adecuado.
Posición de Estados Unidos
Estados Unidos, que no participó en la operación israelí, calificó los ataques como ‘proporcionales’ y un ejercicio de autodefensa. El presidente Joe Biden expresó su esperanza de que estas acciones pongan fin a la reciente ola de tensiones en Oriente Medio, evitando una guerra regional.
Biden, desde Pensilvania, afirmó que había sido informado previamente sobre los ataques y subrayó la importancia de romper el ciclo de violencia en la región.
Acusaciones de complicidad
El uso del espacio aéreo iraquí por parte de cazas israelíes, bajo control estadounidense, ha generado acusaciones de complicidad por parte de Irán. La misión iraní ante la ONU señaló que esta acción confirma la participación indirecta de Estados Unidos en el conflicto.
Las fuerzas armadas iraníes han advertido a Estados Unidos sobre el riesgo de una escalada mayor si continúan apoyando las acciones israelíes. La situación sigue siendo tensa, con la comunidad internacional vigilante ante cualquier movimiento que pueda desestabilizar aún más la región.
Conclusión
La reciente serie de ataques y contraataques entre Israel e Irán subraya la fragilidad de la paz en Oriente Medio. Aunque ambos países han evitado hasta ahora una confrontación directa a gran escala, la posibilidad de un conflicto mayor sigue latente. La comunidad internacional continúa abogando por la moderación y el diálogo para evitar una crisis más profunda.