Rusia ha lanzado un misil balístico intercontinental por primera vez en el contexto de la guerra en Ucrania, según fuentes ucranianas. Este tipo de armamento, conocido por su capacidad de portar cargas nucleares o convencionales a largas distancias, ha sido identificado como un RS-26 Rubezh, con un alcance de 5.800 kilómetros.
El lanzamiento, que se originó desde la región de Astrakán, ha impactado en infraestructuras clave en el centro de Ucrania, específicamente en la ciudad de Dnipropetrovsk. Las autoridades locales informaron de daños significativos en industrias y la ocurrencia de incendios, aunque no se han reportado víctimas hasta el momento.
Volodímir Zelenski, presidente de Ucrania, ha declarado que Rusia está utilizando el país como un campo de pruebas para su armamento más avanzado. Según Zelenski, el uso de este misil representa una nueva fase en el conflicto, con características que sugieren una estrategia de intimidación por parte de Moscú.
La respuesta internacional no se ha hecho esperar. La Unión Europea y Reino Unido han calificado el acto como una ‘escalada’ en el conflicto, señalando que el uso de misiles intercontinentales podría cambiar cualitativamente la naturaleza de la guerra. El portavoz comunitario Peter Stano destacó que esto demuestra la falta de interés de Rusia en buscar una solución pacífica.
Por otro lado, Estados Unidos ha desmentido que se trate de un misil intercontinental, sugiriendo que el proyectil utilizado fue de alcance medio. Esta discrepancia en las versiones subraya la complejidad y la tensión en la interpretación de los eventos recientes.
En paralelo, Rusia ha informado sobre el derribo de dos misiles Storm Shadow, de fabricación británica, utilizados por Ucrania en ataques recientes contra territorio ruso. Moscú ha calificado estos ataques como una nueva escalada, criticando la postura de Estados Unidos al permitir el uso de misiles de largo alcance por parte de Ucrania.
El presidente estadounidense, Joe Biden, ha autorizado el uso de estos misiles por parte de Ucrania, con el objetivo de fortalecer su posición antes de la transición presidencial en Estados Unidos. Esta decisión ha sido vista como un intento de influir en el curso del conflicto antes de que el presidente electo, Donald Trump, asuma el cargo.
En conclusión, el uso de misiles intercontinentales por parte de Rusia, aunque no confirmado por todas las partes, ha generado una ola de reacciones internacionales y ha puesto de manifiesto la creciente complejidad del conflicto en Ucrania. La comunidad internacional observa con preocupación los desarrollos y sus posibles implicaciones para la estabilidad regional y global.