El gobierno de Venezuela ha tomado la decisión de llamar a consultas a su embajador en Brasil, Manuel Vadell, como respuesta a las declaraciones del jefe de la asesoría especial para asuntos internacionales de Brasil, Celso Amorim. Amorim había afirmado que las elecciones presidenciales del 28 de julio en Venezuela carecieron de transparencia, sugiriendo que la victoria de Nicolás Maduro fue autoproclamada.
Amorim explicó que Brasil se guía por principios de defensa de la democracia y no injerencia en asuntos internos, pero sus comentarios fueron percibidos como una intromisión por parte del gobierno venezolano. En consecuencia, el ministro de Exteriores de Venezuela, Yván Gil, se reunió con el encargado de negocios de Brasil para expresar su rechazo a estas declaraciones.
Reacciones en Venezuela
El presidente del Parlamento venezolano, Jorge Rodríguez, calificó a Amorim como un ‘instrumento’ de Jake Sullivan, asesor de Seguridad Nacional de Estados Unidos, y propuso declararlo persona non grata. Rodríguez acusó a Amorim de actuar en nombre de Sullivan durante las elecciones, buscando desestabilizar el proceso electoral que dio la victoria a Maduro.
‘Su comportamiento fue más acorde con los intereses del gobierno estadounidense que con el papel asignado por el presidente Lula Da Silva’, afirmó Rodríguez.
Exclusión de los BRICS
La tensión entre ambos países también se refleja en la exclusión de Venezuela de la cumbre de los BRICS, celebrada en Kazán, Rusia. Venezuela expresó su repudio al veto aplicado por Brasil, considerándolo una actitud anti-latinoamericana.
Este incidente es parte de una serie de desencuentros entre Venezuela y Brasil desde las elecciones de julio, donde la oposición venezolana denunció fraude electoral y presentó actas que, según ellos, prueban la victoria de su candidato, Edmundo González Urrutia.
Posición de Brasil
Brasil ha mantenido su postura de no reconocer los resultados oficiales de las elecciones venezolanas hasta que se publiquen las actas detalladas. Esta exigencia es compartida por gran parte de la comunidad internacional, que busca claridad en el proceso electoral venezolano.
Las relaciones bilaterales continúan deteriorándose, y la insistencia de Brasil en la transparencia electoral sigue siendo un punto de fricción significativo.