En una acalorada sesión de control al Gobierno, el líder del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, lanzó duras acusaciones contra el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, señalándolo como el «señor uno» de la llamada trama Koldo. Esta afirmación encendió los ánimos en el Congreso, donde Sánchez respondió tajantemente que «no todos son iguales ante los casos de corrupción».
Sánchez defendió la actuación de su Ejecutivo y del PSOE, subrayando que han manejado los casos de corrupción de manera diferente a cómo lo ha hecho el Partido Popular en situaciones similares. «No me hable de tapar corrupción», replicó Sánchez, destacando que su gobierno ha sido transparente y ha tomado medidas contundentes cuando se han presentado irregularidades.
Por su parte, Feijóo insistió en que Sánchez debería dimitir, argumentando que su gestión está empañada por escándalos. «Es hora de que se marche ya», afirmó el líder del PP, quien también aprovechó para recordar los múltiples casos de corrupción que han afectado al PSOE en el pasado.
El intercambio de acusaciones no se detuvo ahí. Sánchez contraatacó mencionando que el Partido Popular tiene un historial extenso de casos de corrupción, desde «la A de Ayuso hasta la Z de Zaplana». Este comentario provocó murmullos y reacciones entre los diputados presentes, reflejando la tensión palpable en el ambiente.
La sesión continuó con ambos líderes reafirmando sus posiciones y lanzando nuevas críticas. Feijóo acusó al gobierno de Sánchez de intentar desviar la atención de los problemas internos del PSOE, mientras que Sánchez reiteró que su administración ha actuado con integridad y transparencia.
Este enfrentamiento es solo el último episodio de una serie de tensiones políticas que han marcado la relación entre el PP y el PSOE en los últimos años. La corrupción sigue siendo un tema candente en la política española, y tanto Feijóo como Sánchez parecen dispuestos a utilizarlo como arma en sus respectivas estrategias políticas.
Con las elecciones generales en el horizonte, es probable que este tipo de debates se intensifiquen, ya que ambos partidos buscan consolidar su posición ante el electorado. Mientras tanto, los ciudadanos observan con interés y preocupación cómo sus líderes abordan estos temas críticos.