El Ministerio de Hacienda convocó una reunión crucial con los grupos parlamentarios para discutir el futuro impuesto a las grandes empresas energéticas. Sin embargo, el PNV y Junts decidieron no asistir, lo que refleja una creciente división entre los socios del Gobierno.
La reunión, programada para las 17:00 horas en la Cámara Baja, es parte de un compromiso del Ejecutivo con Podemos. Este partido exigió la participación de todos los socios parlamentarios en la negociación del gravamen como condición para su apoyo al paquete fiscal en noviembre.
Para el PNV, el encuentro es un «paripé» que responde a las «urgencias de Podemos» de justificar su apoyo al paquete fiscal. Según Aitor Esteban, portavoz del PNV en la Cámara Baja, el sector energético es vital para Euskadi, tanto en términos de empleo como de recaudación, y ha pedido seriedad y seguridad jurídica en este asunto.
Por otro lado, Junts ha expresado su preocupación por el impacto del impuesto en las inversiones en Cataluña, especialmente en Tarragona. Míriam Nogueras, portavoz de Junts en el Congreso, ha criticado que el gravamen aún no existe y ha cuestionado el compromiso del Gobierno con Podemos, calificándolo de «titulares» sin sustancia real.
Desde Podemos, Ione Belarra ha criticado duramente al PNV y Junts, llamándolos «los cachorritos de Repsol». Belarra ha acusado a estos partidos de no defender los intereses de los ciudadanos y ha advertido que sin el acuerdo sobre el impuesto, no apoyarán los Presupuestos Generales del Estado.
La situación se complica aún más con la reciente alianza de Junts con el PP para suspender otro impuesto relacionado con la producción eléctrica. Además, el expresidente catalán Carles Puigdemont ha lanzado un órdago al Gobierno, pidiendo una cuestión de confianza para el presidente.
En este contexto, la incertidumbre sobre el apoyo de los socios al Gobierno es palpable. Tanto Junts como Podemos han puesto en duda su respaldo a los presupuestos, lo que podría complicar aún más la situación política y económica del país.