La residencia privada del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, en Cesarea, fue blanco de un ataque con drones lanzados desde el Líbano, atribuido a Hizbulá. De los tres drones, uno impactó cerca de la vivienda, mientras que los otros dos fueron interceptados por el Ejército israelí. Afortunadamente, ni Netanyahu ni su esposa se encontraban en el lugar, y no hubo víctimas.
En respuesta al ataque, Netanyahu declaró que los agentes responsables cometieron un error grave y aseguró que Israel continuará su ofensiva para garantizar la seguridad nacional. El primer ministro enfatizó que cualquier agresión contra ciudadanos israelíes será castigada severamente.
Mientras tanto, el Ejército israelí prosigue con su ofensiva en el sur del Líbano, destruyendo la red de túneles de la unidad de élite Radwan de Hizbulá. Según informes militares, se utilizaron más de 100 toneladas de explosivos para destruir rutas subterráneas, centros de mando y depósitos de armas.
La aviación israelí también ha llevado a cabo ataques en los suburbios meridionales de Beirut, apuntando a instalaciones de almacenamiento de armas y centros de mando de Hizbulá. Estas acciones se realizaron tras advertir a la población civil para minimizar el riesgo de daños colaterales.
Por otro lado, Hizbulá ha reivindicado múltiples ataques con cohetes y misiles contra posiciones israelíes, aumentando la tensión en la región. La situación ha obligado a casi una quinta parte de la población del Líbano a abandonar sus hogares, según el Ministerio de Salud Pública libanés.
En Gaza, la ofensiva israelí continúa en Yabalia, donde los ataques han dejado cerca de 500 muertos en las últimas dos semanas. Los hospitales del norte de Gaza están bajo asedio, lo que dificulta la atención médica a los heridos. Además, el corte de internet complica la comunicación entre los centros médicos.
La ONU ha informado que unas 20,000 personas han tenido que abandonar el campo de refugiados de Yabalia debido a la intensidad de los ataques. El Ejército israelí asegura haber facilitado la evacuación segura de cientos de civiles palestinos en la zona.
Este conflicto, que ya lleva más de un año, ha resultado en la muerte de 2,448 personas y más de 11,417 heridos, según cifras oficiales. La comunidad internacional sigue de cerca estos eventos, preocupada por las implicaciones humanitarias y políticas de esta escalada de violencia.