El mitin de Donald Trump en Reading, Pensilvania, comenzó con un ambiente electrizante. Los seguidores del candidato republicano coreaban su nombre con entusiasmo, mientras levantaban el puño en señal de apoyo. La atmósfera se tornaba aún más intensa cuando se mencionaban los nombres de Kamala Harris y Joe Biden, provocando abucheos generalizados.
La consigna ‘Luchad, luchad, luchad’ resonaba en el recinto, recordando el intento de asesinato que sufrió Trump en Butler. Este lema se ha convertido en un grito de guerra para sus seguidores, quienes ven en él una llamada a la acción para asegurar la victoria en las próximas elecciones.
Reading, con una población mayoritariamente latina, se convierte en un campo de batalla crucial para ambos partidos. Aunque la comunidad latina es significativa, su presencia en el mitin fue limitada. Un grupo de puertorriqueños y estadounidenses de origen asiático mostraron su apoyo a Trump, ondeando banderas y vistiendo gorras rojas características.
Los discursos de los oradores republicanos se centraron en temas recurrentes como la inflación, la inmigración ilegal y las críticas a la administración Biden-Harris. Las promesas de endurecer los controles fronterizos y explotar los recursos energéticos de Pensilvania mediante el fracking fueron recibidas con aplausos.
Marco Rubio, senador por Florida, intentó conectar con la audiencia latina hablando en español, aunque la respuesta fue menos entusiasta de lo esperado. Rubio destacó la importancia de la inmigración legal y criticó el caos actual en la frontera.
Finalmente, Donald Trump hizo su aparición estelar, siendo recibido con vítores y aplausos. Sin seguir un guion estricto, Trump reiteró sus promesas de campaña y criticó a sus oponentes. El momento más emotivo fue cuando invitó al escenario a Patty Morin, quien compartió su trágica historia personal para subrayar la necesidad de controlar la inmigración ilegal.
Mientras tanto, Kamala Harris también estaba en Pensilvania, participando en un evento en Allentown orientado hacia la comunidad latina. Acompañada de raperos puertorriqueños, Harris buscaba fortalecer su conexión con este grupo demográfico crucial.
La jornada culminó con ambos candidatos dirigiéndose a Pittsburgh, otro punto estratégico en el estado. Con las elecciones a la vuelta de la esquina, Pensilvania sigue siendo un terreno disputado donde cada voto cuenta.