La coalición Sumar atraviesa días de turbulencia política tras el sorpresivo paso al frente de Irene Montero, quien recientemente anunció su disposición a liderar una nueva etapa. Este movimiento ha intensificado los debates internos sobre el futuro de las candidaturas y las alianzas electorales, provocando reacciones diversas entre los partidos que integran la plataforma impulsada por Yolanda Díaz.
En medio de este clima de incertidumbre, los principales partidos de Sumar tratan de evitar que el foco se desplace hacia una disputa de nombres y liderazgos. La estrategia común parece orientarse a orillar el debate sobre los candidatos y centrar la atención en la consolidación de un proyecto político que siga representando a una izquierda amplia y transformadora.
Por su parte, el exlíder de Podemos, Pablo Iglesias, ha vuelto al ruedo mediático para defender un modelo de reconfiguración del espacio progresista. Iglesias plantea que una parte del grupo político de Yolanda Díaz se integre directamente en el PSOE, mientras que otras organizaciones, como Podemos u otras fuerzas emergentes, puedan mantener su autonomía y establecer alianzas puntuales con los socialistas.
Estas declaraciones han abierto un nuevo capítulo en la conversación sobre la unidad de la izquierda y el futuro de Sumar como proyecto colectivo. Mientras tanto, desde el entorno de Yolanda Díaz se evita pronunciarse públicamente sobre el posible encaje de los distintos actores y se insiste en seguir trabajando sobre “propuestas y no sobre personas”.
El futuro inmediato de la coalición sigue siendo incierto, con el calendario electoral marcando plazos cada vez más apremiantes y una base social que observa con atención los movimientos de sus representantes.
