Un ataque ruso en Jarkov ha dejado un saldo trágico de cuatro personas muertas y diez heridas. Este incidente resalta la continua violencia en la región y la difícil situación de los civiles atrapados en el conflicto.
La agencia de inteligencia de Ucrania ha informado sobre la presencia de unidades norcoreanas en la región de Kursk, lo que sugiere una colaboración militar entre Rusia y Corea del Norte. Esta noticia ha generado preocupación en Occidente, que ve este movimiento como una señal de la creciente desesperación de Putin.
En un encuentro reciente, Vladímir Putin respondió a las críticas del secretario general de la ONU, António Guterres, comparando las tensiones actuales con ‘peleas familiares’. Guterres, por su parte, reiteró que la invasión de Ucrania es una violación de la carta de Naciones Unidas y llamó a la paz, aunque no mencionó negociaciones específicas.
Además, Rusia ha advertido que responderá de manera similar si sus activos congelados en Occidente son utilizados, lo que podría escalar aún más las tensiones económicas y diplomáticas.
Durante la reciente cumbre de los BRICS, Putin buscó demostrar que no está aislado en el escenario internacional. Según Mira Milosevich Juaristi, investigadora del Real Instituto Elcano, los países BRICS reconocen que el orden mundial está en proceso de reconfiguración, lo que podría tener implicaciones significativas para el futuro de las relaciones internacionales.
Con la guerra en Ucrania alcanzando su día 974, la comunidad internacional sigue observando de cerca los desarrollos en la región, mientras se busca una solución pacífica y duradera al conflicto.