El diputado de Caballas, Mohamed Ali, ha mostrado este sábado imágenes de los vestuarios del Campo de Fútbol Santa Amelia en un estado deplorable. Las trabajadoras de Limpiasol insisten en que tiene que ser la ciudadanía quién también se movilice por la falta de salubridad de los complejos deportivos ceutíes
Mohamed Ali ha calificado como «vergonzoso el estado de los vestuarios de los pabellones donde juegan nuestros hijos«. Las imágenes muestran barro y basura repartida por un suelo que pocos querrían pisar descalzos. El líder de Caballas relaciona la dejadez de los pabellones con la crisis de las trabajadoras de Limpiasol. Hace meses que la plantilla no cobra ni recibe material para trabajar en condiciones.
«Está bien que salgan así», nos comenta Mari Carmen Ruiz, trabajadora de Limpiasol, «porque los usuarios se tienen que movilizar por la falta de salubridad». Pone el ejemplo del Campoamor, usado por niños y adolescentes de colegios e institutos. Explica que tiene que limpiar con agua zonas que necesitarían de productos especiales, y que hace meses que no tiene la máquina adecuada para limpiar la pista.
Imágenes cedidas del estado de los vestuarios del Campo de Fútbol Santa Amelia
En este sentido, la trabajadora explica que no están sintiendo el apoyo de la ciudadanía, no oyen reivindicaciones por una cuestión que cree que «afecta a todos». Ali pone en el punto de mira en el Gobierno y el Instituto Ceutí del Deporte como parte culpable por estar «sin pagar al personal de limpieza». El ICD estaría en estos momentos intentando que Tragsa asimilara los contratos de las plantilla de 15 trabajadoras para que de momento pudieran cobrar por la labor que siguen desempeñando. Desde el ente público les habrían afirmado que la semana que viene podrían iniciarse los trámites, aunque las limpiadoras tienen poca confianza. El portavoz del Gobierno, Alberto Gaitán, explicó la semana pasada que se intentaría renovar el contrato con la misma empresa Limpiasol con carácter «de urgencia».
Limpiasol no paga a sus trabajadoras y el ICD arguye que no hay contrato en vigor, por lo que se ve maniatado para poder ingresar nada de forma reglada. En ocasiones habría facilitado productos y material para la limpieza, aunque no es su competencia. Mohamed Ali sostiene que «las autoridades siguen sin dar la cara y no atisban soluciones».