El pasado viernes, una turista española falleció en la isla de Yao Yai, Tailandia, tras ser atacada por un elefante durante una actividad de baño en un centro de cuidado de paquidermos. Según informaron fuentes policiales y del centro de elefantes, el incidente ocurrió cuando la mujer se encontraba bañando al animal.
El consulado español en Bangkok ha confirmado que está brindando asistencia consular a los familiares de la víctima. La policía local, representada por Charan Bangprasert, informó que la mujer murió debido a las heridas causadas por el colmillo del elefante, aunque no se ha revelado su edad.
Una empleada del centro ‘Koh Yao Elephant Care’ explicó que el ataque ocurrió cuando la turista pasó frente al elefante, quien reaccionó de manera inesperada. Esta actividad, que es popular entre los turistas, implica interactuar de cerca con los elefantes, lo que puede conllevar riesgos.
Actividades Turísticas con Elefantes
Lavar o bañarse con elefantes es una actividad común en Tailandia, donde estos animales también participan en espectáculos para visitantes. Sin embargo, este tipo de interacciones pueden ser peligrosas, especialmente si los elefantes se sienten amenazados o incómodos.
La mayoría de los incidentes con elefantes suelen involucrar a ejemplares salvajes, que a veces invaden áreas habitadas debido a la pérdida de su hábitat natural. En los últimos años, se han registrado numerosas muertes por ataques de elefantes salvajes en Tailandia.
Según el Departamento de Parques Nacionales de Tailandia, más de 4,000 elefantes salvajes habitan en santuarios y parques nacionales del país. Además, existe una población similar de elefantes domésticos, muchos de los cuales son utilizados en actividades turísticas.
Reflexiones sobre la Seguridad y el Turismo
Este trágico incidente subraya la necesidad de revisar las prácticas de seguridad en las actividades turísticas que involucran animales. Es crucial garantizar que tanto los turistas como los animales estén protegidos y que se minimicen los riesgos de accidentes.
Las autoridades y los operadores turísticos deben trabajar juntos para implementar medidas de seguridad más estrictas y educar a los visitantes sobre el comportamiento adecuado al interactuar con animales salvajes y domésticos.