Entre presiones diplomáticas y maniobras militares, Marruecos plantea un escenario de “trasvase pacífico de soberanía”, mientras la defensa española denuncia vulnerabilidades críticas.
En un momento de creciente tensión geopolítica, fuentes militares en Ceuta han lanzado una contundente advertencia: España no está preparada para enfrentar una invasión híbrida por parte de Marruecos. Las declaraciones, realizadas bajo condición de anonimato, revelan un alarmante panorama en el que las fuerzas desplegadas en la ciudad autónoma carecen de recursos suficientes para proteger uno de los enclaves estratégicos más sensibles de Europa.
¿Qué es una invasión híbrida?
El término hace referencia a una estrategia que combina acciones no convencionales —como campañas de desinformación, presión migratoria, sabotaje económico e infiltración política— con una amenaza militar tradicional. Marruecos, cuya política exterior ha sido cada vez más agresiva hacia Ceuta y Melilla, podría estar configurando un escenario que minimice la respuesta internacional mientras ejerce una presión creciente sobre España.
Presión diplomática: “trasvase pacífico de soberanía”
El reino alauita ya ha comenzado a movilizarse en el ámbito internacional para justificar lo que denomina un “trasvase pacífico de soberanía” (en árabe, انتقال السيادة السلمي, Intiqal al-Siyada al-Silmi). Este concepto, presentado en recientes intervenciones ante la ONU, busca legitimar una eventual anexión bajo el pretexto de la descolonización y el retorno de territorios “históricamente legítimos”. Marruecos ya ha insinuado que Europa debería mantenerse al margen de cualquier conflicto relacionado con Ceuta y Melilla, argumentando que se trata de una cuestión bilateral.
La vulnerabilidad militar en Ceuta
Actualmente, Ceuta alberga la Comandancia General de Ceuta (COMGECEU), con aproximadamente 3.000 efectivos distribuidos en diferentes unidades. Entre ellas destacan:
• El Regimiento de Caballería Montesa n.º 3 y el Grupo de Regulares n.º 54, especializados en operaciones terrestres.
• La Unidad de Ingenieros n.º 7, encargada de labores técnicas y logísticas.
• La presencia limitada de medios aéreos, restringidos a capacidades logísticas sin verdadero potencial ofensivo.
Sin embargo, militares en activo han señalado que el despliegue es insuficiente ante un posible conflicto híbrido. “No tenemos recursos para enfrentar un escenario donde se combine una avalancha migratoria con sabotajes internos y un eventual cerco militar. No somos Ucrania, pero el patrón es similar: desestabilizar primero, avanzar después”, señaló uno de los oficiales consultados.
El plan marroquí: una estrategia silenciosa pero efectiva
Marruecos ha intensificado su rearme en los últimos años, invirtiendo en drones israelíes de última generación y reforzando su flota militar con aviones de combate F-16. Además, su capacidad de influencia en organismos internacionales, como la ONU y la Unión Africana, ha permitido un discurso que presenta a Ceuta y Melilla como “territorios pendientes de descolonización”.
En paralelo, el uso de la presión migratoria se ha convertido en una herramienta política. En mayo de 2021, más de 8.000 personas cruzaron ilegalmente a Ceuta en cuestión de horas, un movimiento que demostró la capacidad de Marruecos para desestabilizar la región sin disparar un solo tiro.
Europa, entre el silencio y la inacción
La postura de la Unión Europea frente a esta amenaza ha sido, cuanto menos, tibia. Fuentes diplomáticas señalan que el temor a un conflicto abierto con Marruecos, un aliado clave en la gestión migratoria, ha llevado a Bruselas a evitar pronunciamientos contundentes sobre la soberanía de Ceuta y Melilla.
Mientras tanto, Marruecos continúa construyendo su narrativa en organismos internacionales, planteando el “trasvase pacífico de soberanía” como una solución diplomática y pacífica. España, por su parte, enfrenta la difícil tarea de equilibrar sus relaciones con Rabat sin ceder terreno ni soberanía.