Decía la feminista Lucy Stone que “es hora de que le demos al hombre fe en la mujer”. Bien es cierto que la mujer estuvo siempre presente en todas las esferas sociales, pero no siempre en el número y porcentaje que posiblemente se hubiera correspondido con los deseos personales de cada individuo en el ejercicio del legítimo derecho de la libre elección. No distinguir la “libre elección” con la equidad en el empleo, la cual es enemiga acérrima y directa de la libre elección, ésta solo es una vertiente más de la ingeniería social propia de los sistemas con tendencia totalitaria y liberticida, como lo es claramente la socialdemocracia. No obstante, desde que el capitalismo arrasó con la pobreza hasta reducirla a mínimos absolutamente históricos en los países donde había más libertad, aportó un clima de desarrollo en el que la mujer, en una sociedad donde la aplicación de la fuerza ya no ocupaba el eje central sino que cada cualidad podría suponer una fuente de avance en sí misma en esa sociedad libre, propició un clima perfecto para que las mujeres hicieran uso de sus propias capacidades en cualquier estrato social o laboral.
Pese a que el sistema actual es enemigo de la frase que inicia el artículo, hay elementos que han probado que esa fe, esa creencia, es ya ciencia, y por la puerta grande. Tanto y tan rápidamente quisimos acercarnos a la eficacia en el artículo 14 de nuestra CE, “Los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social”, que alcanzamos un importante grado de inercia que nos llevó a alejarnos de su aplicación los últimos años, hasta llevarnos a un sistema que brilla por su sexismo, racismo, y persecución por motivos personales. Aunque la impronta general sea la de que ahora es “el cazador cazado” el que sufre las consecuencias de una vendetta sustentada en una irrealidad caricaturizada y alimentada por el odio y el complejo. Y es curiosamente el modelo de ingeniería social en el que nos encontramos, antítesis de la ciencia, en el que un nutrido grupo de mujeres demuestran sus capacidades haciendo ciencia de esa realidad que demuestra que las mujeres no necesitan ser tratadas como niños o discapacitados, como ese niño con sobrepeso que cuando jugábamos al “corre que te pillo” se le decía que era “cascarón de huevo” por su incapacidad… para ocupar todas las esferas de la sociedad y aportar avance con sus cualidades.
La sanidad podría ser perfectamente el ejemplo más claro de esa realidad. Se me viene a la cabeza esa frase de ese gran genio que fue María Salomea (Marie Curie), “nunca he creído que por ser mujer deba tener tratos especiales, de creerlo estaría reconociendo que soy inferior a los hombres”. Cierto es que especialmente en el ámbito de la sanidad siempre hubo una presencia especialmente alta de mujeres, por su carácter específico, siendo de hecho privilegio casi exclusivo de ellas la capacidad de dar vida, así como su deseo intrínseco de preservarla, pero es hoy cuando más brillan por su presencia. Por eso, desde el Think Tank Hispania 1188 queremos rendir hoy un pequeño tributo a estas mujeres que han desmontado con su silencio y con sus acciones a quienes no creyeron en ellas cuando no les dieron la oportunidad, y a quienes no creen en ellas hoy tratándolas como discapacitadas que deben ser sustentadas en el colchón de la subvención. Vuestra labor es tal que creo que merecéis que os lo agradezca en verso.
Miro vuestra magia, fuente del respeto
Y artífices de logros de la historia.
No puedo sino honrar vuestra memoria
Con la humilde lisonja de un soneto.
Leales en la sombra, cual secreto
que queda en los recuerdos de la gloria.
Clave del fin del camino en la victoria
Con paso firme y corazón discreto.
Siempre dispuesta. Siempre sonriente.
En gala de tu esencia protectora.
Presentes en el mal y la desgracia.
Siempre en ristre al servicio de la gente
Que el buen hacer de tu labor ignora.
A cada una de vosotras, muchas gracias.
Con especial dedicatoria a todas ellas. Desde Susana a Inés, de Siham a Gyselle, de Cintia a Pilar, de Patri a Imane, la grandeza de ser mujer y hasta el alma sanar. A la Dra Ascaso, la Dra de Gusmão, la Dra Yakhoufi, Dra Gallardo, Dra Merinas, Dra Jiménez, SuperImane y MegaPatri. Gracias.