Panamá reacciona con firmeza ante las reiteradas promesas del presidente Donald Trump de retomar el control del canal interoceánico, acusando al país de cobrar tarifas excesivas a buques estadounidenses.
La reciente toma de posesión de Donald Trump como presidente de Estados Unidos ha traído consigo una serie de declaraciones que amenazan directamente la soberanía de Panamá. En su discurso de investidura, Trump insistió en su intención de recuperar el control del Canal de Panamá, argumentando que China está operando la infraestructura y que los términos del tratado original han sido violados.
“China está operando el canal de Panamá, pero no se lo dimos a China. Se lo dimos a Panamá, y lo vamos a recuperar”, declaró Trump, acusando a Panamá de cobrar tarifas «exorbitantes» a los buques de Estados Unidos. Además, insinuó la posibilidad de tomar medidas económicas o incluso militares para lograr este objetivo.
El presidente panameño, José Raúl Mulino, respondió de manera contundente, reafirmando la soberanía del país sobre el canal. “El canal es y seguirá siendo de Panamá y su administración seguirá estando bajo control panameño con respeto a su neutralidad permanente», afirmó Mulino. Agregó que el canal ha sido administrado y expandido de manera responsable por Panamá durante los últimos 25 años.
Desde que Trump comenzó sus amenazas el pasado diciembre, el lema “el canal es de Panamá” ha cobrado fuerza en la nación centroamericana, uniendo a políticos de diferentes sectores en defensa de la soberanía nacional. El expresidente Arístides Royo destacó que estas demandas son absurdas y carecen de fundamento, enfatizando que no hay ninguna injerencia del gobierno chino en la administración del canal.
El canal de Panamá, crucial para el comercio global, fue devuelto a Panamá en 1999 tras décadas de control estadounidense, como resultado de los tratados Torrijos-Carter firmados en 1977. La firme postura de Panamá ha encontrado eco en diversos líderes y sectores internacionales, quienes ven en las declaraciones de Trump una amenaza a la estabilidad y soberanía de la región.