El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, está preparando una orden ejecutiva que busca sancionar a la Corte Penal Internacional (CPI) debido a sus investigaciones sobre ciudadanos estadounidenses y aliados como Israel. Aunque el contenido exacto de estas órdenes no ha sido revelado, un funcionario de la Casa Blanca adelantó que se impondrán sanciones financieras y restricciones de visado a los individuos de la CPI involucrados en dichas investigaciones.
Esta decisión se produce tras una reunión entre Trump y el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, quien fue señalado por la CPI con una orden de arresto por presuntos crímenes de guerra en la Franja de Gaza. Durante su visita a Washington, Netanyahu también se reunió con figuras clave del Congreso y del Gobierno estadounidense, incluido el secretario de Defensa, Pete Hegseth.
En 2020, Trump ya había impuesto sanciones contra la entonces fiscal de la CPI, Fatou Bensouda, y uno de sus asesores, debido a una investigación sobre presuntos crímenes de guerra cometidos por tropas estadounidenses en Afganistán. Estas acciones reflejan la postura de Estados Unidos, que al igual que Israel, no ha ratificado el tratado de la CPI, evitando así que sus ciudadanos sean sujetos de órdenes de arresto internacional.
Por otro lado, el presidente del Consejo Europeo, António Costa, reafirmó el compromiso de la Unión Europea con la CPI, destacando su labor esencial en la lucha contra la impunidad y en la protección de las víctimas de crímenes atroces. Costa se reunió con la presidenta de la CPI, Tomoko Akane, para discutir las posibles sanciones estadounidenses y explorar formas de fortalecer el apoyo de la UE a la institución.
La independencia y la imparcialidad son características cruciales del trabajo de la Corte, según Costa, quien enfatizó que la UE seguirá apoyando la rendición de cuentas por violaciones del derecho internacional. La reunión también abordó cómo las sanciones podrían afectar a la CPI y las estrategias para mitigar su impacto.
En resumen, la posible firma de esta orden ejecutiva por parte de Trump subraya las tensiones entre Estados Unidos y la CPI, mientras que la UE continúa defendiendo el papel del tribunal en el ámbito internacional. La situación plantea preguntas sobre el equilibrio entre la soberanía nacional y la justicia internacional.