Moscú denuncia el uso de estos misiles en un ataque reciente. Con la nueva doctrina rusa, el uso de este armamento podría desencadenar una respuesta nuclear.
El conflicto entre Ucrania y Rusia ha dado un giro significativo con la reciente autorización de Estados Unidos para que Ucrania utilice misiles de largo alcance ATACMS en sus ataques contra suelo ruso. Este desarrollo marca un punto de inflexión en la guerra, que comenzó en febrero de 2022, y ya ha generado una fuerte reacción desde Moscú. Desde el Kremlin, se afirmó que el uso de estos misiles es un claro indicio de que «los países de la OTAN, Estados Unidos y las naciones europeas están combatiendo directamente con Rusia».
Este anuncio se ha producido apenas un día después de que Ucrania recibiera la luz verde para emplear estos misiles. Según fuentes rusas, Ucrania habría lanzado un ataque este martes, en el que se utilizaron los misiles ATACMS. La noticia llega en el marco del 1.000º día del conflicto y de un cambio en la doctrina nuclear de Rusia, lo que le otorga la posibilidad de responder a este tipo de ataques con armamento nuclear.
El ataque en cuestión habría alcanzado un almacén de armamento en un centro logístico militar en la región de Briansk, una zona fronteriza con Ucrania. Aunque Ucrania no ha confirmado oficialmente el tipo de misiles utilizados, el Ministerio de Defensa ruso ha sido quien ha confirmado que se trataba de misiles ATACMS. El ataque, que tuvo lugar alrededor de las 3:25 hora local, provocó al menos seis lanzamientos de misiles, de los cuales cinco fueron interceptados por los sistemas de defensa aérea rusos. Sin embargo, uno de los misiles abatidos cayó sobre una instalación militar rusa, lo que provocó un incendio que ya ha sido controlado.
Desde Ucrania, solo se ha informado de «12 explosiones y detonaciones secundarias en el área del objetivo», y el Estado Mayor de las Fuerzas Armadas ucranianas ha señalado que «continuará la destrucción de depósitos de municiones del ejército ruso».
En los días previos al ataque, fuentes estadounidenses informaron que la Casa Blanca había autorizado a Ucrania a utilizar los misiles ATACMS únicamente para atacar objetivos dentro de la región de Kursk, una condición que, según las autoridades rusas, no se ha cumplido en el caso de Briansk. Los misiles ATACMS tienen un alcance de aproximadamente 300 kilómetros y pueden ser disparados desde plataformas como el M270 o el sistema móvil HIMARS.
En respuesta, el Pentágono ha señalado que Rusia ha comenzado a reubicar sus bases aéreas, llevándolas fuera del alcance de estos misiles. Según un informe reciente del Instituto para el Estudio de la Guerra (ISW, por sus siglas en inglés), Rusia tenía al menos 245 objetivos militares situados a menos de 300 kilómetros de la frontera con Ucrania, entre los que se incluían 16 bases aéreas.
Con este nuevo episodio, el uso de los misiles ATACMS marca un punto crítico en la escalada del conflicto, cuyas repercusiones podrían cambiar el curso de la guerra y aumentar la tensión entre las potencias involucradas.