UGT agradece públicamente a Salvadora Mateos, delegada del Gobierno su gestión en el conflicto surgido en torno al servicio de catering del CETI. La plantilla ya ha cobrado, a través de la empresa ceutí Vivera-Atlántico, que es la que ahora gestiona el servicio de comedor del CETI, todas las nóminas que Dulcinea Nutrición le adeudaba
El sindicato UGT representa un rayo de sol en una semana que ha comenzado con nubarrones sobrevolando la Delegación del Gobierno. La violenta entrada por la frontera del Tarajal de un conductor de una furgoneta que transportaba a más de 50 migrantes y la polémica que se ha generado tras conocerse las listas del Plan de Empleo, han derivado en que la AEGC, por un lado, y la Plataforma Colectivo Social y Vecinal, por otro, pidan el cese de Salvadora Mateos, delegada del Gobierno. Sin embargo, UGT ensalza hoy públicamente la figura de Mateos a la que agradece su compromiso y su preocupación desde que comenzaran los problemas entre la plantilla y Dulcinea Nutrición, la empresa que se encargaba de gestionar el servicio de catering del Centro de Estancia Temporal para Inmigrantes (CETI).
Fin a un conflicto que comenzó en verano
Desde finales de julio, la plantilla del servicio de comedor y catering del CETI comenzó a tener problemas con la empresa Dulcinea Nutrición. Ya entonces, la propia Mateos lanzó públicamente un ultimátum a la empresa advirtiendo que si incurría de forma reiterada en incumplimientos del pliego de contratación se la acabaría revocando el contrato. Pasados unos días, y con problemas de abastecimiento de alimentos por impagos a proveedores de por medio, la empresa abonó la paga que adeudaba a la plantilla.
Sin embargo, al iniciarse el mes de agosto volvió a surgir el mismo problema. La plantilla no estaba cobrando la nómina del mes. Pasados 13 días de agosto, seguía sin recibir ingreso alguno por parte de la empresa, por lo que decidió plantarse y protestar ante la Delegación del Gobierno y señalando directamente a Mateos. Seis días después, la plantilla se volvió a concentrar en el mismo lugar y esta vez amenazaba con una huelga indefinida. De hecho, los/as trabajadores/as llegaron a convocar la huelga para el día 16 de septiembre. Sin embargo, y como ocurrió a finales de julio, la empresa comenzó a pagar tímidamente algunas de las nóminas que debía, por lo que la plantilla volvió a desconvocar la huelga.
Huelga indefinida
Pese a ello, a finales de septiembre más de la mitad de la plantilla seguía sin cobrar. Por lo que, ya entrados en octubre, los/as trabajadores/as ante la desesperación de llevar en algunos casos hasta tres meses sin cobrar decidieron concentrarse casi de forma diaria antes las puertas de la Delegación del Gobierno.
Paralelamente, cada vez que Salvadora Mateos era cuestionada acerca del conflicto con Dulcinea Nutrición y un posible cese para dar entrada a una empresa distinta que se hiciese cargo del catering del CETI, la delegada del Gobierno trataba de lanzar un mensaje tranquilizador a la plantilla asegurando que estaba haciendo todo lo posible por agilizar el proceso y recalcando que la nueva empresa sería solvente y, a ser posible, de Ceuta. Mateos «solo» les pedía paciencia.
No en vano, y como los/as trabajadores/as señalaban, «las facturas no tiene paciencia. El banco no tiene entiende de paciencia«. La situación se tensó hasta tal extremo que la plantilla volcó su frustración en la figura de Salvadora Mateos concentrándose diariamente a las puertas de Delegación aludiendo directamente la gestión de Mateos en el conflicto y poniendo en marcha una huelga indefinida el 28 de octubre.
Cese de Dulcinea Nutrición y adjudicación a Vivera-Atlántico
Durante este tiempo de tensiones y quejas por parte de la plantilla, la Delegación del Gobierno en colaboración con la dirección del CETI, siguió recavando pruebas suficientes que justificasen el cese del Dulcinea Nutrición. Cuando la institución consideró que tenía una base sólida que sobre la que argumentar que se iba a revocar el contrato con Dulcinea, tuvo que seguir los pasos previstos en el procedimiento legal y conceder los márgenes de tiempo para alegaciones que impone la ley de contratación.
Finalmente, pasados los diez días hábiles de los que disponía la empresa para presentar alegaciones, se pudo anunciar por fin el cese de Dulcinea Nutrición y la contratación de Vivera-Atlántico, empresa que, además, se ha hecho cargo de las nóminas que no pagó Dulcinea Nutrición y que la plantilla temía perder, tal y como les ocurriese hace años contra empresa contra la que todavía mantienen un litigio legal para que se las abone.
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