Eran las 22:00 horas del jueves 12 de marzo de 2020 cuando se reunía un gabinete de emergencia en la Delegación del Gobierno tras la comunicación de Marruecos su intención de cerrar la frontera a las 06:00 horas de la mañana del viernes 13. En Ceuta, quedaban atrapadas cientos de personas transfronterizas, que pernoctaban en la ciudad o que simplemente estaban terminando de pasar el día. El año de cierre fronterizo ha dejado imágenes insólitas: migración a la inversa, personas atrapadas en Ceuta y una crisis económica en Ceuta y en la región norte de Marruecos nunca vista. Lo repasamos
La crisis sanitaria del coronavirus se hacía evidente en Ceuta hace justo un año. El Ministerio de Transportes y de Logística de Marruecos anunciaba el inminente cierre unilateral de la frontera terrestre, a partir de las 06:00 horas de mañana del día 13, así como la suspensión de embarcaciones de recreo, cruceros y pasajeros con destino al Reino de Marruecos, y también las conexiones aéreas con España, dando a penas seis horas a sus ciudadanos y a los españoles para regresar a sus respectivos países.
En Ceuta, la Delegacion del Gobierno en Ceuta convocaba un gabinete de emergencia y se reunía durante algunas horas para tomar decisiones, entre ellas la de no permitir a los ciudadanos marroquíes que estaban en Algeciras embarcar hacia la ciudad autónoma para no quedar bloqueados a las puertas de la frontera, tal y como avanzó El Foro de Ceuta.
A la reunión fueron convocados por la Delegada del Gobierno el presidente de la Autoridad Portuaria, Juanma Doncel; el Capitán Marítimo, Jesús L. Fernández Lera, el director del Puerto, César López; el director del Área de Sanidad Exterior y el equipo de trabajo de la Delegacion del Gobierno; y se anunció tras la misma que se habían mantenido diversos contactos con la Vicepresidenta del Gobierno de España, la Secretaria de Estado del Ministerio de Asuntos Exteriores, el Secretario de Estado del Ministerio del Interior, así como con la Subdelegación del Gobierno de Cádiz, con el fin de coordinar las actuaciones necesarias, dada la situación, en relación al tránsito de pasajeros marroquíes que pudieran llegar a Ceuta y se encontrasen imposibilitados para retornar a su país.
Las navieras dejaron de vender billetes hacia Ceuta
El cierre de la frontera de Marruecos trajo graves consecuencias para los ciudadanos marroquíes que se vieron confinados en las inmediaciones fronterizas. La prohibición de su país de origen de darles paso les llevó a vivir una situación desesperada y ahora un centenar de personas se agolpan donde pueden: cerca de un paso que se mantiene cerrado o en la zona de embolsamiento.
Algunos de ellos estaban en Ceuta, pero otros tantos embarcaron desde Algeciras, ante esta situación, las navieras dejaron de vender billetes a los nacionales marroquíes que querían embarcar hacia Ceuta.
Fuentes de la Delegación del Gobierno aseguraban que desde la Subdelegación de Gobierno de Cádiz se informaba a estos ciudadanos del cierre de la frontera marroquí pero que, a pesar de ellos, al menos 20 vehículos optaron por embarcar con la esperanza de que, en algún momento, las autoridades del país vecino abrieran el paso fronterizo. Sin embargo, no fue así.
La otra cara de la moneda la protagonizaron decenas de españoles que se encontraban en Marruecos y que tuvieron que salir corriendo literalmente del país.
Centenares de personas transfronterizas atrapadas en Ceuta
El cierre fronterizo trajo consigo, además de una importante crisis económica para Ceuta y la zona norte de Marruecos, que centenares de personas transfronterizas quedasen en situación de calle. Con perfiles muy diversos, entre los que había personas migrantes y trabajadores o trabajadoras que venían diariamente a buscarse la vida en Ceuta, fueron alojadas en el polideportivo “La Libertad” y los menores de edad en el “Santa Amelia”, aunque meses después se habilitó una nave del Tarajal para su acogida.
El cierre de la frontera de Marruecos también provocó una «migración a la inversa», ya que desde aquel momento se pudieron ver los primeros episodios de personas tratando de cruzar la frontera a nado en dirección hacia Marruecos ya que no había ninguna información sobre cuándo y cómo las personas que habían quedado atrapadas en Ceuta podrían volver con sus familias.
Tres repatriaciones hasta el momento
- Más información sobre repatriaciones
No fue hasta mayo cuando se produjeron las primeras repatriaciones, pero la falta de coordinación entre los España y Marruecos generó confusión con los listados de personas que debían volver y centenares de personas se quedaron, otra vez, “tiradas” en Ceuta.
Pese a que hubo otras dos repatriaciones más, un año después del cierre de la frontera, a este lado de la frontera, en Ceuta, todavía hay personas transfronterizas que desean volver a Marruecos, y que no lo hicieron en las anteriores organizadas por el reino Alauita y por la Delegación del Gobierno de Ceuta, donde un total de 268 personas pudieron regresar a sus hogares por un pasillo humanitario.
A día de hoy, hay alrededor de cien personas las que han solicitado irse a Marruecos, “son personas que no quisieron irse porque estaban trabajando aquí, pero ahora han decidido, que llevan aproximadamente un año sin ver a sus familias, y quieren volver a su país”, explicaba la Delegada del Gobierno, Salvadora Mateos el pasado 15 de febrero.
Manifestaciones en Castillejos para la apertura de la frontera
Marruecos está viviendo su propia revolución, con varias semanas de protestas en la localidad vecina de Castillejos (Fnideq), donde los jóvenes, y no tan jóvenes, claman por la reapertura del paso fronterizo de Bab Septa/Tarajal para poder volver a trabajar en Ceuta, tras casi un año del cierre, y la grave situación de crisis por la que atraviesan.
El cierre de la frontera y con él, la falta de trabajo para las ciudades del norte de Marruecos, ha sido el motivo que ha llevado a miles de personas a salir a la calle a reclamar el fin del cierre.
Se trata de personas que a diario cruzaban las fronteras para limpiar los hogares, cuidar a personas mayores, trabajar en los fogones o en las terrazas de muchos bares y restaurantes, en obras de mayor o menor calado, etc.; personas que se dedicaban a la recogida de chatarra y otro tipo de enseres que los/as ciudadanos/as de Ceuta y Melilla desechaban; porteadores y porteadoras; y también comerciantes de al otro lado de la frontera que han visto notablemente reducidos sus ingresos debido a la pérdida de poder adquisitivo que han experimentado las poblaciones de Castillejos y Nador desde que en marzo se decretase el cierre de los pasos fronterizos con Ceuta y Melilla.
Es la muestra de la desesperación que atraviesan miles de ciudadanos residentes en el norte de Marruecos que veían en la frontera con Ceuta la oportunidad de trabajar y sacar sus familias adelante.