La adolescente está sufriendo intimidación por parte del centro a fin de hacerle cambiar de opinión y está siendo obligada a decidir entre su identidad religiosa o su derecho a la educación
Ahmed Khalifa
«El pañuelo, la religión y mis estudios son para mí lo más importante y no puedo hacer una cosa sin la otra«, asegura la alumna. Sin embargo, el colegio situado en el centro de Málaga se ha mostrado tajante e inflexible con permitirle tanto a ella como a su hermana llevar el hiyab, ya que aseguran que «el régimen de funcionamiento y organización establece que no es posible hacerlo».
El pasado 22 de febrero, la familia de nacionalidad egipcia se presentó en la sede malagueña de la Asociación Marroquí para denunciar un caso de islamofobia que estaban sufriendo sus dos hijas. Desde la asociación se activó inmediatamente el servicio de asesoramiento socio-jurídico que se enmarca dentro del Programa Nacional de prevención de la Islamofobia.
A pesar del diálogo por parte de la Asociación Marroquí con varias instituciones, dos semanas más tarde, las dos alumnas siguen en la sala de recepción y no se les permite entrar en clase.
Punto de inflexión
Las hermanas se matricularon en el colegio hace más de un año. Sin embargo, la tensión comenzó cuando el pasado 10 de enero, como medida provisional impuesta por el equipo directivo del centro, la hija mayor comenzó a vestir con gorro y bufanda.
Una semana más tarde, desde dirección del centro educativo se concretó una cita con la familia donde se les culpaba de obligar a sus hijas a llevar el velo. Los padres indicaron que estaban dispuestos a mostrar la voluntariedad de la decisión de sus hijas. Asimismo, a fin de hacerlas cambiar de opinión, el centro les ofreció la ayuda de un profesor, también psicólogo. Una propuesta que la familia rechazó rotundamente.
El pasado 21 de febrero, por primera vez y haciendo uso de su libertad religiosa (art.16 CE) y del derecho a la propia imagen (art. 18 CE), la víctima decidió quitarse el gorro y la bufanda y ponerse el hiyab al tener calor y estar incómoda.
Ese mismo día, el equipo directivo decidió enviarla a la biblioteca donde permaneció durante toda la jornada lectiva aislada, excluida de sus compañeros y sin la posibilidad de avanzar en sus estudios.
Durante su estancia en la biblioteca, según palabras de la víctima, no le mandaron tareas a realizar, siendo el único objetivo conocer las consecuencias de usar el hiyab en el centro.
Una jornada que se saldó con la orden de que la alumna saliera por la puerta secundaria para que ningún familiar del centro la viera con el hiyab dentro de las instalaciones.
Al día siguiente, desde dirección les ofrecieron un ultimátum: si la alumna decidía seguir llevando hiyab, tendría la obligación de permanecer en la biblioteca durante todo el curso académico o, en su caso, debería buscar otro centro educativo.
A partir de ese día, el centro educativo obligó a la niña a permanecer en la sala de espera durante todo el horario lectivo, sin poder entrar a clase.
La víctima expone que el hecho que más le ha dolido ha sido la gestión por parte del equipo directivo de todo este asunto. Actos impulsivos, discriminatorios y contrarios a los valores que el propio colegio pretende transmitir.
El recorrido del caso
Los padres de la víctima están dispuestos a llevar el caso hasta el final para que otras familias no tengan que volver a sufrir el acoso que han vivido sus dos hijas. Su prioridad es además que reanuden sus estudios lo antes posible ya que han perdido más de dos semanas completas de clase e incluso exámenes.
La Asociación Marroquí para la Integración de los Inmigrantes, a petición de la familia ha intentado reunirse con el centro educativo para buscar alguna solución, pero éste ha rechazado cualquier intento de mediación. Aun así, la asociación al considerar que es una decisión discriminatoria que va en contra del código ético del centro educativo, se ha trasladado a Sevilla para reunirse con el Comité Ético de las Hijas de la Caridad, provincia España-Sur, que es el órgano que evalúa el cumplimiento del Código Ético de la institución, a fin de abrir un proceso de diálogo para garantizar la vuelta regulada a las clases de las dos hermanas. Del mismo modo, la asociación ha solicitado, el día 27 de febrero, la intervención de la Delegación de Educación de la Junta de Andalucía en Málaga, la Consejería de Educación de la Junta de Andalucía, la Dirección General de Coordinación de Políticas Migratorias de la Junta de Andalucía y la Delegación del Gobierno de Málaga, sin que hasta la fecha haya ninguna respuesta de ninguna institución.
Desde la Asociación Marroquí para la Integración de los Inmigrantes DENUNCIAMOS la discriminación islamófoba que están sufriendo las dos hermanas, y solicitamos la intervención inmediata de la Junta de Andalucía que es la máxima responsable de esta situación, permitiendo la reincorporación normalizada de las dos alumnas en el centro educativo, pudiendo realizar los exámenes que esta situación imposibilitó y teniendo la opción de recibir todo el conocimiento al que le han impedido el acceso.
Consideramos que el uso del velo por parte de las personas musulmanas forma parte del ejercicio de los derechos fundamentales constitucionalmente reconocidos a toda persona: la libertad de conciencia y el derecho a la propia imagen. El derecho a la «libertad ideológica, religiosa y de culto«, recogida en el art. 16 de la Constitución española posibilita no sólo adoptar, sino también manifestar y expresar libremente creencias e ideologías. Asimismo, el art. 18 C.E. que trata el derecho a la propia imagen permite a los individuos la libre conformación de su aspecto físico o exterior. Queremos recordar que la vestimenta del velo islámico es una manifestación protegida por la libertad religiosa en España, recogida en la Constitución Española, y también en la Ley 26/1992, de 10 de noviembre, por la que se aprueba el acuerdo de cooperación del Estado con la Comisión Islámica de España, y por lo tanto ninguna Ley inferior, ni ningún reglamento interno puede limitar ese derecho fundamental a las personas de creencia islámica.
Los centros educativos deben ser los primeros protectores de los valores y derechos fundamentales como la igualdad, el respeto a la libertad de conciencia y en la creación de un clima de tolerancia inclusivo y de respeto a la diversidad de quienes conforman la comunidad educativa. Valores cuya transmisión es la mayor garantía de eliminación de prácticas discriminatorias. Prohibir el velo a niñas y adolescentes en la escuela proyecta sobre ellas, sus familias y toda la comunidad musulmana de España, la carga del rechazo como mensaje excluyente de su cultura, una consecuencia radicalmente opuesta a los objetivos pedagógicos, a la convivencia y a los valores democráticos.