Nuestro medio natural, nuestro medioambiente, es un tema altamente recurrente. Yo mismo vengo, de manera periódica, dando mi opinión sobre todo lo que le acontece, ya que es mucha nuestra dependencia, tiene mucho que ver con nuestro modo de vida presente y, sobre todo, futuro; no olvidemos que son nuestros descendientes a los que les toca cargar con nuestra gestión que, dicho sea de paso, es bastante negligente. En adelante, sólo nos queda una opción.
Me resulta obligado exponerme de nuevo ante lo inapelable, la contundencia de las declaraciones del secretario general de la ONU, Antonio Guterres, de hace unos días, que, como un clamor, decía: “El Planeta está roto”. Es muy preocupante que las noticias sigan siendo tan estremecedoras, que continúen las voces de alerta y las llamadas a la necesidad de contribuir a evitar el desastre que está por llegar de forma inevitable, si no se actúa pronto. Parte del daño ya está hecho y lamentablemente es del todo irreparable, irrecuperable; por ejemplo, las especies que a nuestro paso ‘evolutivo’ han ido desapareciendo de este mundo ya no volverán jamás.
Esta situación nos obliga a pensar que, sin dilación, todas las decisiones que provengan de las administraciones tengan que tener un alto componente preventivo, una planificada estrategia encaminada a impedir una ruptura definitiva con nuestro planeta, aunque ya esté roto y con una salud bastante precaria. Es la hora de responder, de dar repuestas.
Las políticas verdes deberán tomar pronto el relevo, deberán reemplazar las viejas políticas que, hasta ahora, sólo han servido para que nada cambie. La imaginación con una gran dosis de sentido común nos dará la solución a un problema que nos está devorando de manera implacable y global; como global tienen que ser las medidas que se tomen. Solo con estas políticas llegarían las soluciones.
Vemos con cierta resignación e impotencia cómo algunos líderes de grandes potencias se desentienden de acuerdos que dan continuidad a un camino ya iniciado lleno de expectativas. No obstante, un rayo de esperanza se acaba de producir: el que será el próximo mes de enero el nuevo presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha declarado la vuelta de este país a los acuerdos de París. Buena noticia, por tanto.
Mientras, en nuestro país, eliminar el famoso impuesto al sol fue una gran decisión, todavía le queda un largo camino por recorrer; la inversión en I+D+I es una gran oportunidad, ello conlleva la creación de empleo abundante y de calidad, además, de la creación de un mundo más saludable para dejar a las nuevas generaciones venideras.