La justicia patriarcal se ampara en el sacaleches para favorecer la lactancia materna cuando la pequeña no está con la madre: «yo no puedo estar diez días sacándome leche, puedo hacerlo dos días, de hecho, lo estoy haciendo»
El Juzgado de Instrucción Nº 5 de Ceuta ha dictado la sentencia de un procedimiento especial de guarda y custodia, al que ha podido acceder El Foro de Ceuta, en el que otorgaba una custodia compartida progresiva a una pareja con una hija de, actualmente, 19 meses. La madre reclamaba la custodia para sí en exclusiva, sin descartar en el futuro una compartida a partir de los tres años. Por su parte, el padre reclamaba una custodia compartida progresiva empezando con días intersemanales sin pernocta y fines de semana con pernocta.
Hasta aquí todo normal, sin embargo, la menor es lactante. Esta custodia compartida supone la interrupción del proceso, que puede ocasionar graves problemas en la bebé, pero también en su madre. La madre de la bebé no está de acuerdo con la sentencia que pone en jaque el proceso de alimentación de la menor mediante la lactancia materna. En su favor, los informes del pediatra de la pequeña, de la psicóloga sanitaria de la madre, y de la asesora de lactancia certificada.
El informe del pediatra, Carlos López, mantiene que esta niña de un año y siete meses presenta “un retraso de medro en el peso”. Por ello, y dadas estas circunstancias, el facultativo considera que “debe tomar su alimentación complementaria y seguir incorporando su lactancia materna para suplementarla”.
Por su parte, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda iniciar la lactancia materna en la primera hora de vida, y mantenerla como única forma de alimentación durante los 6 meses siguientes; a partir de entonces se recomienda seguir con la lactancia materna hasta los 2 años, como mínimo, complementada adecuadamente con otros alimentos inocuos. “Si un niño está siendo alimentado con leche materna, sea cual sea su edad, la lactancia no puede interrumpirse por vacaciones, ni por fin de semana, ni siquiera por un día. Ni por la madre que puede sufrir consecuencias de salud como mastitis, ingurgitación mamaria o afectar la producción de leche, ni por el niño, que sufrirá consecuencias emocionales. Por tanto, habrá que flexibilizar horarios y hábitos para negociar un régimen con períodos equivalentes, pero más cortos, de dos o tres horas, por la mañana y por la tarde, o ambos”, explica, Almudena Mundi Báez, asesora de lactancia certificada. Mundi Báez, presidenta de la asociación LactaCeuta, reivindica que “la lactancia es una relación entre dos personas, que va mucho más allá de la mera nutrición” y defiende que, para el bebé, el cuerpo de su madre es una continuación del suyo, «es el lugar donde se encuentra seguro«.
La psicóloga de la madre, Dolores Escalante Ojeda, decana del Colegio de Psicología de Ceuta y especialista en psicología perinatal, que elaboró un informe de la situación con fecha anterior a la sentencia, recogía en el mismo que la custodia compartida en edad temprana y siendo la niña lactante materna “puede tener graves consecuencias en el desarrollo psicológico, pudiendo desarrollar psicopatologías como sensación de inseguridad con ansiedad, provocada por una sensación de abandono que no existía antes; un sentimiento depresivo, con la mirada perdida durante varias horas; agresividad, especialmente hacia la madre como responsable del abandono; pérdida de confianza en los adultos, especialmente en el padre, cuya visión provoca reacción de rechazo”. Asimismo, la especialista considera en su informe que, en referencia a la Ley 4 de marzo de 2002 relativa a la patria potestad, “la ley no ha tenido en cuenta las diferentes necesidades de la menor en función de la edad. Por tanto, no está poniendo en el centro de atención a la niña, considerándose esta como una figura de derechos”. Dolores Escalante apunta que el bebé “no tiene el mismo sentido del tiempo que los adultos”, y que un día de separación puede ser “el equivalente a varias semanas vividas por el adulto”. Un dato significativo es que “un niño menor de dos años no puede mantener la imagen de su madre más que por un tiempo limitado, a partir del cual tiene el sentimiento de haberla perdido”.
La madre confiesa que el padre declaró haberse “autoimpuesto una orden de alejamiento”, pero ella deja claro que el progenitor “podía ver a la niña, pero prefirió no hacerlo”. “Realmente, nunca se le había negado ver a su hija”, manifiesta la madre de la menor lactante, que asegura que ella nunca se ha opuesto a una custodia compartida, “pero que sea más progresiva por el bienestar de la niña”, pidiendo que sea más adelante, para no interrumpir su proceso de lactancia materna.
Por último, la madre manifiesta que, tras el primer fin de semana que la bebé lactante ha pasado pernoctando con el padre como consecuencia de la custodia compartida, percibió a la pequeña “ansiosa”, pidiéndole el pecho durante una noche “hasta 12 veces” y necesitando estar pegada a ella constantemente, cuando suele hacerlo una media de 5 o 6 veces. Actualmente, la denunciante está preocupada no solo por la interrupción de la lactancia materna durante los fines de semana establecidos por la custodia compartida, sino también por los periodos vacacionales en los que la pequeña no estaría con ella, alargándose entre 10 y 12 días, como pueden ser las vacaciones de Navidad, que obligarían a romper este vínculo al ser un periodo más largo de separación del vínculo materno, algo que puede ser perjudicial para la pequeña según los informes de los especialistas anteriormente mencionados.
A día de hoy, el patriarcado sigue teniendo protagonismo en el poder judicial. La justicia patriarcal se ampara en el sacaleches para favorecer la lactancia materna cuando la pequeña no está con la madre: «yo no puedo estar diez días sacándome leche con el sacaleches, yo puedo estar dos días y, de hecho, lo estoy haciendo, pero me parece injusto y la niña no puede estar sin la lactancia diez días». Para la madre de la pequeña, la lactancia materna no solo es el mero hecho de la alimentación, «sino en esa tranquilidad que le aporta a la niña, que necesita el pecho para coger el sueño tranquila». Asimismo, declara que la pequeña cuando se levanta por la noche lo que busca es su pecho: «eso es la lactancia, no meter leche en un biberón».
La madre considera que este proceso judicial no ha sido justo, no con ella, sino con la menor, estableciendo una sentencia irrespetuosa con el procedimiento de alimentación mediante lactancia materna, y teme que la situación se alargue en el tiempo para finalizar el día que su hija ya no necesite la lactancia materna. Por último, la madre incide en que previo a la demanda, las relaciones entre el padre y ella con respecto a la convivencia con la pequeña «era muy buena», manifestando su buena voluntad para que el padre pudiera ver a la niña siempre que él quisiera, «sin necesidad de recurrir a un régimen de visitas», que es más restrictivo para el padre que las facilidades que le estaba proporcionando la madre.
clara intención de dañar a la madre, nadie ha tnido en cuenta aquí a la niña????????? si la madre nunca se negó a la custodia compartida, sólo pedía tiempo para el destete!!!!!! menuda justicia de mierda
Un caso más, sin duda, de como el patriarcado sigue patente en nuestros días y en nuestra justicia. Y, al contrario de lo que debería ser, cada vez con más fuerza.
La lactancia es un derecho que tiene, tanto la madre como el bebé, y en este caso se está atentando contra algo primigenio, algo que debería de estimularse en lugar de cortarse.
Es una verdadera injusticia lo que se está haciendo en este caso, en primer lugar contra la bebé y en segundo, y no menos importante, contra la madre y en vínculo que lleva gestándose entre ambas. Está claro que casos como éste tan solo reflejan lo podrida que está la justicia y como, una vez más, el hombre siempre tiene que tener la razón.
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