La noche de Reyes es, quizá, la noche más mágica del año, los niños y niñas esperan 365 días a que lleguen sus majestades con sus camellos cargados de regalos.
Agua y pan en la puerta de casa, una botella de cava con tres copas y algunos polvorones, los zapatos puestos en su sitio y a intentar conciliar el sueño entre risas nerviosas y una ilusión en los ojos que parece que nunca va a acabar, pero antes de eso, hay que disfrutar de la Gran Cabalgata de Reyes, donde los pajes, las hadas, duendes y toda clase de seres mágicos nos recuerdan que la inocencia de los más pequeños de la casa es maravillosa.
Caras de alegría, saludos a los seres mágicos y bolsas de plásticos preparadas para recoger los cientos de miles de caramelos que desde las carrozas se lanzan al público más pequeño y a esos familiares que se vuelven locos por ver quién ha conseguido más caramelos, algunos ataviados con paraguas para no dejar dejar escapar ni uno.
El cortejo de seres mágicos, vino de la mano del grupo de animación Los Duendes, la Agrupación Musical de La Amargura y las academias de baile de María José Lesmes, Rosa Founaud, Maite Rivas, Natalia Cabezón- Allegro y África Lirio.
Una cabalgata muy segura
Más de un centenar de personas, coordinadas desde el Área de Fiestas y la Consejería de Gobernación, ttrabajaron para que la cabalgata se desarrollase sin incidencias. 55 agentes de la Policía Local, que contaron con un refuerzo de la Policía Nacional, se encargaron de la seguridad y de la regulación del tráfico. También participaron 26 voluntarios de la Asociación de Voluntarios de Protección Civil, que desarrollaron labores de acompañamiento a las carrozas, colaboración y apoyo.
Cruz Roja se encargó del dispositivo sanitario, que contó con una ambulancia de soporte vital básico y siete voluntarios de apoyo en primeros auxilios en la cabalgata de Hadú, operativo que se amplió en la del centro con dos ambulancias y una veintena de personas, entre sanitarios y voluntarios de la entidad.
Galería fotográfica
Fotos: Antonio Sempere