Hoy, 15 de marzo, hay convocada a nivel mundial una huelga, promovida por estudiantes, para reclamar acciones internacionales por el cambio climático. La estudiante que inició el movimiento es Greta Thunberg, una joven sueca de 16 años.
Greta Thunberg comenzó exigiendo en las puertas del parlamento sueco acciones para prevenir el cambio climático a todos los partidos políticos. A todos sin excepción, fuese cual fuese su ideología. Thunberg lo hizo semanas antes de las elecciones para poner el punto sobre la i en la protección y la conservación del medio ambiente. Pasadas las elecciones suecas, Thunberg continuó luchando contra lo que considera el problema más importante al que se enfrenta la humanidad en el s. XXI. Lanzó así la campaña #FridaysForFuture (Viernes por el futuro) y fue sumando apoyos a su causa.
Greta ganó popularidad cuando pronunció un discurso en la Cumbre del clima de la ONU celebrada en 2018. Discurso que le ha valido una nominación al Premio Nobel de la Paz. Su ejemplo ha conseguido movilizar a más de 1.600 ciudades en todo el mundo que secundarán la huelga estudiantil por el cambio climático.
¿La situación es tan grave?
A quienes todavía hoy se hagan esta pregunta les recomendamos que, si alguna vez soñaron con visitar las Maldivas, se den prisa en hacerlo realidad. Si continuamos al ritmo actual, el calentamiento global podría hacer que Groenlandia se derrita por completo, lo que supondría un aumento de 7 a 10 metros en el nivel del mar. Maldivas es un país formado por un conjunto de islas cuyo pico más elevado no excede de 2,5 metros de altura, por lo que quedarían completamente sumergidas. Un ejemplo mucho más cercano: Ceuta se quedaría literalmente sin playas. Este fue el ejemplo que usó Miguel Ángel Vázquez, en su presentación en Ceuta del Movimiento Matria.
Hasta hace poco, la subida del nivel del mar se mantenía estable cada año. Milímetros arriba o abajo, se aceptaba la constante de 3,2 milímetros al año. Sin embargo, los informes nos hablan, en el menos alarmante de los casos, de una subida de más de 60 centímetros para 2100. Esto supone que, en los próximos 80 años, la media de la subida anual del mar será de más de 0,75 centímetros al año. Más de 7’5 centímetros en una década. Pero en estos estudios no se contemplaba la posibilidad, porque hasta ahora no parecía posible, del completo deshielo de Groenlandia. Esto alteraría todos los datos, convirtiendo la situación en una absoluta tragedia a nivel mundial.
Muchos científicos aseguran que Groenlandia ya ha llegado al punto de no retorno. Todo lo que se puede hacer ahora, es tratar de retrasar el deshielo (y, por tanto, la subida del nivel mar). Evitarlo ya es una quimera.
Alteración del clima
La ONU publicó en 2015 un informe en el que explicaba la necesidad de mantener el calentamiento global anual en una subida de 1,5 grados. Además, alertaba sobre lo que supondría llegar a 2 grados o, peor aún, superar esta barrera. Según explican los ecologistas, mantenerse en 1,5 grados no nos asegura que vayamos a evitar desastres naturales asociados al cambio climático (inundaciones, sequías, tsunamis, etc.). Sin embargo, alcanzar los 2 grados sí que convierte la aparición de esos desastres en una posibilidad mucho más probable. Rebasarlos sería prácticamente un suicidio.
Comparémoslo con tomar antibióticos. Consumirlos según la prescripción facultativa ya nos introduce en la posibilidad de sufrir algún efecto secundario asociado, por ejemplo, diarreas. No quiere decir que vaya a ocurrir, pero la posibilidad existe. Estos serían nuestros 1,5 grados. Ahora bien, imaginemos que por nuestra propia cuenta aumentamos la dosis que consumismos en cada toma. Es obvio que ahora tendremos más posibilidades de tener problemas estomacales o sino algo peor. Estaríamos justo en la barrera de los 2 grados. Por último, imaginemos ahora que decidimos abusar sin control de las dosis y las tomas diarias. Podemos afirmar que estamos «jugando con fuego» y que nos estamos buscando sufrir un colapso o incluso la muerte. Habríamos llegado a superar los 2 grados.
Hagamos caso a Greta ahora. Es el momento de actuar. Ahora o nunca. De nada nos servirá lamentarnos en un futuro diciendo que Greta tenía razón.