Tras superar un ictus y estar varios meses en Ceuta, Mohamed ya no puede seguir aquí más tiempo. No tiene donde ir y necesita viajar a Alemania para reunirse con su familia urgentemente. Con la ayuda de Maria Teresa, cada día asiste a la frontera con el objetivo de regular su situación en la Oficina de Extranjería pero después más de un mes acudiendo, no ha conseguido que se le atienda
Mohamed es un hombre muy conocido en Ceuta. Durante años se ha dedicado a recorrer las diferentes barriadas trabajando en diferentes casas, haciendo arreglos o pintando. También se ha dedicado a recoger los muebles que los vecinos ya no querían y que él después vendía en Marruecos.
Todo iba bien, hasta que una enfermedad le cambió la vida. Un ictus hizo que estuviera un tiempo ingresado en el Hospital Universitario. Ictus que, además, sufrió justo antes del cierre de la frontera.
Al recibir el alta hospitalaria, Mohamed se encontró con una frontera cerrada que no le permitía volver a su país. Tampoco podía salir de Ceuta. Estaba atrapado como muchas otras personas a las que la pandemia las separó de su hogar, pero él, además, sufría las secuelas que aún padece del ictus.
Tiene muy buena relación con los vecinos de Ceuta, que lo definen como una persona «sociable», «atenta», «que cuida los detalles» y que «está en todo», pero sobre todo «en la que se puede confiar». Estas cualidades han hecho que muchas de las personas con las que ha tratado durante años ahora lo estén ayudando.
María Teresa Vidal es una de estas personas. Una mujer que, tras tanto tiempo, considera a Mohamed su amigo y que lo acompaña diariamente a la Oficina de Extranjería para intentar solicitar un permiso que le permita salir de esta ciudad. «Venimos todos los días, yo vengo todas las mañanas a pesar de mi situación, que estoy enferma, es una situación complicada», cuenta María Teresa a El Foro de Ceuta, que nos explica que «ha estado protegido por mucha gente que le aprecia y le ayuda» pero tras tanto tiempo «la gente no se implica tanto».
Por eso el único objetivo de Mohamed es, en estos momentos, reunirse con su hermano que vive en Alemania, para que él pueda cuidarlo y ayudarlo a recuperarse de las secuelas que su enfermedad le ha dejado.
Día tras día acude a la Oficina de Extranjería, donde permanece desde las 7:30 horas junto a María Teresa hasta que la oficina situada en la frontera del Tarajal cierra sus puertas. Aún no ha conseguido que se solucione su situación.
Este es un problema generalizado de las personas que asisten cada día a la Oficina de Extranjería con el objetivo de estabilizar su situación en España y poder salir de Ceuta. «Poca gente se va porque yo veo las mismas caras siempre», afirma María Teresa, que ya parece «una más» en la cola, en la que varios jóvenes nos cuentan que ya la conocen, porque lleva desde que el Gobierno anunciara la posibilidad de tramitar la documentación necesaria para salir de Ceuta tras la crisis migratoria y diplomática sin faltar al Tarajal, yendo diariamente, para ayudar a Mohamed a reunirse con su hermano.
Esta es una de las cientos de historias que se viven cada día en la Frontera Sur, en Ceuta, a la que muchos migrantes llevan más de un mes asistiendo con el sueño de conseguir su objetivo, que a veces parece que no llega.