Por Teresa Domínguez
“Las mujeres son traficadas para los vientres de alquiler a través de los mismos canales que para la trata y la prostitución“. Sheela Saravanan
Hace unos días se ha celebrado una Conferencia Internacional sobre los vientres de alquiler en la Universidad RMIT de Melbourne, Australia llamada “Broken Bonds and big money“, algo así como “Vínculos rotos y mucho dinero“. Unas jornadas organizadas por FINRRAGE, Feminist International Network of Resistance to Reproductive and Genetic Engineering y Spinifex, premiada editorial feminista independiente australiana, con el objetivo de mostrar los abusos contra los derechos humanos cometidos en el mundo a madres, a mujeres donantes de óvulos y a bebés, a través de contratos de vientres de alquiler (comerciales y altruistas) y el gran negocio que se mueve alrededor. En la conferencia internacional han participado numerosas expertas y han contado con el testimonio vivo de madres gestantes y mujeres donantes de óvulos.
Melinda TankardReist, escritora feminista y cofundadora de Collectif-Shout, afirma que la mal llamada “gestación subrogada” se asienta en la falacia de que no importa quien gesta el bebé, y sobre la necesidad de las agencias y clínicas del borrado de la madre. Muchas investigaciones muestran que la relación madre e hijo es vital. Un bebé nacido por vientre de alquiler que se retira inmediatamente del tacto y de la voz de su madre está siendo abusado a un nivel de profunda inhumanidad. Los vientres de alquiler violan los más elementales derechos humanos, y por ende Convención de las Naciones Unidas sobre los derechos del niño.
Sheela Saravanan por su parte, enseña en el Departamento de Antropología de la Universidad de Heidelberg, Alemania. Es una investigadora india con un doctorado en salud pública. Investigadora en la violencia contra las mujeres en la India y en países del sur, así como en las tecnologías reproductivas. Su libro, “Una visión feminista transnacional de los biomercados de la subrogación en la India”, es el resultado de una gran investigación sobre el terreno, un documento hecho de muchas entrevistas a mujeres que revela las terribles condiciones en las cuales las madres sustitutas son monitoreadas a lo largo de su embarazo, además del negocio de la venta de óvulos y embriones.
Sheela Saravanan explica en la conferencia que las mujeres en India son explotadas, que además son pobres, el tipo de pobreza que las lleva a firmar un contrato que no pueden ni leer porque no saben. De hecho al 90% de las mujeres ni se les entrega una copia del contrato. Y están constantemente vigiladas, escondidas en sótanos. Muchas madres de alquiler en la India son retenidas en “dormitorios” comunes durante aproximadamente un año: desde el momento de las pruebas de transferencia de embriones hasta después de la entrega del bebé, incluso más tiempo si los compradores, llamados padres de intención, las necesitan para la lactancia materna y el cuidado de los bebés a modo de niñera hasta que pueden llevárselos.
Es una realidad que la misma red utilizada para el tráfico de mujeres y niñas en el trabajo de las sirvientas en los hogares para personas adineradas, y las redes de explotación sexual, se utilizan para traficar con estas mujeres. Las mujeres y las niñas son secuestradas, traficadas fuera de sus hogares y capturadas para criar bebés para venderlos. En 2015, cuenta Sheela en su libro, una niña de trece años fue traficada de Jharkhand a Delhi, forzada a ser vientre de alquiler. En su periodo de cautiverio, dio a luz a seis bebés, que tuvo que amamantar durante 6 meses antes de ser vendidos. Según la Oficina Nacional del Crimen, en India casi 20.000 mujeres y bebés fueron víctimas de trata de personas en 2016, un aumento de casi un 25% respecto al año anterior y cuando hablamos de trata, hablamos también de vientres de alquiler. Y a pesar de que las madres reciben atención médica constante, dicha atención en realidad viola la buena práctica médica. Están sobrealimentadas, (porque los bebés más grandes son más deseables), no pueden hacer ejercicio y se quedan en reposo en cama durante el primer trimestre. Les practican abortos selectivos y cesáreas obligatorias, sin registros de salud porque todos los registros clínicos se realizan bajo un seudónimo o a nombre de la mujer que compra el bebé, borrando así a la madre”.
Muchas de ellas son usadas como “máquinas para hacer bebés” afirma Sheela, sin tener en cuenta su salud y bienestar. “Estoy destruida… Tengo ansiedad y depresión… He experimentado el tormento durante varios años consecutivos después de dar a luz varias veces. Nos han dejado financieramente en deudas y mentalmente enfermas…“.
A Ujwala le transfirieron cinco embriones, algo totalmente ilegal, un proceso que se repite en numerosas clínicas dedicadas a los vientres de alquiler, tres de los embriones progresaron, le practicaron un aborto selectivo intra-útero, empezó a sangrar, tuvieron que llevarla a la unidad de cuidados intensivos. A partir de entonces empezó a desarrollar un problema severo de tensión alta. La operaron por cesárea en el sexto mes de embarazo, los bebés murieron y le pagaron 35.000 rupias (unos 500€) por el “trabajo”. Lo intentó de nuevo por necesidad, después de recuperarse, y tuvo un aborto, por lo que ya no vale como madre de alquiler. En realidad ya no puede trabajar en nada debido a sus problemas de salud asociados.
Odette, acordó prestarse a una “gestación subrogada” para su prima. Recordemos que se está tramitando en India el Proyecto de ley que la Cámara Baja aprobó y está pendiente de la Cámara Alta para entrar en vigor. Por el cual solo entre familia se podrían beneficiar de los vientres de alquiler. Las madres gestantes, son mujeres casadas, y generalmente son los maridos y suegros los que quieren el dinero. Son sometidas a la presión familiar y al mercado negro al que atienden. En una sociedad dividida en castas, clases, incluso entre familiares, la deuda moral, la obligación por el hecho de ser familia, es otra de las patas de los vientres de alquiler en países donde la mujer no tiene derechos. Y regular para “familiares cercanos” tampoco garantiza los Derechos Humanos ni de mujeres ni de menores.
Volviendo al caso de Odette, que acordó prestarse a una “gestación subrogada” para su prima, describe como se destrozó su familia. De hecho fue repudiada, la llaman amargada, ya no la dejan participar de eventos familiares debido a la relación tóxica a raíz de dar a luz, “he sido amenazada de muerte” contaba Odette. Y entre lágrimas se lamentaba: “Le pido a Dios que mi hijo venga y me encuentre un día.” Los compradores de la gestación y el bebé le prometieron a Odette una cantidad de dinero que necesitaba, para luego retirar todos los fondos de su cuenta bancaria. A Odette le quedó una deuda de más de 5.000$.
Maggie Eastman, norteamericana, tuvo que someterse a una histerectomía completa a los 32 años. “No tengo hormonas en mi cuerpo, no tengo sexo, es doloroso. Sigo esperando a que alguien se preocupe de mí ahora que tengo un cáncer de pecho terminal“. Maggie, era donante de óvulos. Nadie le explicó el peaje médico y emocional que pagaría. “Ser un ángel, ayudar a una pareja a tener familia“, parecía simple, podría pagar su deuda universitaria y tener mejores oportunidades. “Ahora estoy intentando perdonarme a mí misma“.
Jennifer Lahl, Presidenta de The Center for Bioethics & Culture, y experta en este tema comentó la situación de los vientres de alquiler en Estados Unidos y su repercusión a nivel internacional. Jo Fraser y Penny Mackieson, señalaron las conexiones cercanas entre la gestación subrogada y las prácticas de adopción desacreditadas.
“Me ha cambiado como persona“. Kelly Martínez, gestó por primera vez para otra pareja con 20 años, después tuvo una niña para una mujer, y por último en enero de 2016 volvió a dar a luz dos bebés por encargo de un matrimonio madrileño, Mar y David. Pero fue un infierno con los compradores españoles. Los problemas comenzaron con la primera ecografía. Estaba embarazada de dos niños, pero a ellos no les gustó la noticia. porque ellos esperaban “la parejita”. Además los españoles habían pagado “un tratamiento de selección de embriones”. Y como buenos “padres” se enfadaron muchísimo, y dejaron de preguntar por ella. Se sintió maltratada. En la semana 35 de embarazo le empezaron a fallar los riñones y el hígado. En el hospital descubrieron que Kelly padecía preeclampsia, una enfermedad propia de las mujeres embarazadas que se caracteriza por la aparición de hipertensión arterial y proteinuria, complicaciones que pueden llegar a poner en peligro la vida de la madre y del feto. Kelly necesitó tratamiento especial, y padece síndrome de estrés postraumático y ya no puede tener hijos. Los clientes se llevaron a los bebés, pero no le pagaron los gastos del tratamiento médico que necesitó, que ascienden a 9.500 euros y que aún hoy les reclama.
Susan Hawthorne, escritora, comentarista política y editora australiana, puso el punto en como la acusación de “homofobia” en la lucha por la abolición de los vientres de alquiler, está alimentando la misoginia. Por su parte Saravanan reveló los continuos casos ilegales de maternidad subrogada en India, situaciones que han llevado a muchas mujeres al borde de la muerte, a muertes neonatales y perinatales, abortos selectivos, abandonos no informados de bebés con discapacidad, porque se trata de “mercancía defectuosa”. Ha sido testigo de casos en que “Los bebés discapacitados o de sexo no deseado son dejados en orfanatos, vendidos o abandonados en las calles de India”
Es evidente que los vientres de alquiler son un problema global. De nada vale decir que este tipo de cosas suceden en La India porque no se respetan los derechos humanos, cuando son hombres y mujeres de países como Estados Unidos, Canadá, Reino Unido, Alemania, España, Francia, incluso China, etc… los que luego viajan a lugares como India, Kenia, Ucrania, Tailandia, Nepal, México, Laos, Dubai, Grecia o Camboya para aprovechar la legislación laxa, la desigualdad y la pobreza para formar a sus familias.
La gestación para terceros transfronteriza es un hecho del que se benefician principalmente los países desarrollados. Se establece una forma de subcontratación: los vientres de alquiler se practican en países poco o menos desarrollados donde la “mano de obra” es menos costosa (¿Les suena?). Se buscan madres de los países mencionados, pero los ovocitos se buscan en países “desarrollados” y con características en su mayoría “blanca”. Y esto conduce a lo que llama el filósofo Jürgen Habermas, a una “eugenesia liberal”. Y añade “En contraste con la eugenesia de regímenes totalitarios, esta la quieren, la exigen como “derecho”, y apunta a la supremacía de una “super inteligente” raza blanca, con selección de embriones”. Racismo y eugenesia: “Opciones reproductivas que alimentan los deseos parentales de un niño perfecto” lo llama Saravanan. Por supuesto los óvulos de mujeres de piel blanca valen más que los de piel morena y negra, “por lo tanto, todo el negocio del bebé se basa en el racismo y el colonialismo” añade la doctora.
En cuanto al derecho a conocer sus propios orígenes, esas criaturas es posible que nunca sepan que nacieron a través de un vientre de alquiler, en un mundo que trata como a personas a los clientes, y llama a las madres “útero en trabajo de parto”, “contenedores” “vasijas” y “útero alquilado”. Saravanan describe la decisión de una madre de alquiler como “una opción entre dos males: ser pobre y ser explotada“. Por lo tanto, la estructura del mercado de los vientres de alquiler, afirma la antropóloga, no mejora la libertad individual, se capitaliza en “Mujeres socio-económicamente desfavorecidas que “desean” ser madres de alquiler”. Y mientras se prohiba en unos sitios y se permita en otros, no terminaremos con esta lacra de la explotación de mujeres y bebés.
Feminismo transnacional en busca de justicia reproductiva. Afirma Sheela Saravanan, el fin de la justicia reproductiva es reducir las desigualdades y no usar las vulnerabilidades de unas en favor de la libertad reproductiva de otra persona. No es solo injusticia reproductiva, es una forma inhumana de tener hijos.
Teresa Domínguez @letra_escarlata
“No seré una mujer libre mientras siga habiendo mujeres sometidas”
En la conferencia internacional han participado numerosas expertas: Jennifer Lahl, presidenta de The Center for Bioethics & Culture, la doctora Catherine Lynch, Renate Klein, académica, escritora, editora y activista feminista de la salud australiana, profesora asociada de Estudios de la Mujer en la Universidad Deakin, Kate Rose, profesora asociada de la universidad, la escritora feminista Melinda TankardReist, la Dra Susan Hawthorne, escritora, comentarista política y editora australiana, Sheela Saravanan, antropóloga e investigadora, Jo Fraser, Penny Mackieson, la Dra. Caroline Norma, Pauline Hopkins, entre otras. Y también donde se han dado cita, madres gestantes y mujeres donantes de óvulos para contar su historia de primera mano.
Unos testimonios que se pueden encontrar en el libro que acaba de ser publicado llamado “Broken Bonds: Surrogate Mothers Speak Out” editado por Jennifer Lahl, Melinda Tankard Reist, y Renate Klein. Y en el libro de Sheela Saravanan, “A Transnational Feminist View of Surrogacy Biomarkets in India”. La maternidad por sustitución en India, un bazar mundial construido sobre la explotación de las mujeres.
Claro que todo en la exageración tiene las consecuencias malar para todos incluidos. En caso con el vientre del alquiler es lo mismo. Pero creo que la reproducción asistida salva muchas vidas. Soy paciente de https://biotexcom.es/ y me parece muy importante todo que ahora pasa en Ucrania https://es.newseurope.info/ucrania-pueden-legaliza/ ¿Qué piensan las femenistas en eso?
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