El acusado de varios delitos sexuales con menores sacaba, supuestamente, fotografías de sus alumnos desnudos y les sobornaba con regalos. El testigo ha detallado cómo era su modus operandi y asegura que no le gustaban esos comportamientos. Cuenta que le regaló unas zapatillas adidas de 80 euros
El cuarto testigo en el juicio contra el ex profesor del San Agustín, que tenía 14 años cuando le hacía fotografías desnudo, se ha desvinculado de los otros tres, que pretendían exculpar al identificado como A.D.B., y detallado el modus operandi con el que actuaba el acusado.
El joven que fue su alumno, ya mayor de edad, ha relatado que en grupo de amigos “a confiar en él” y le hacían “masajes en el aula y en el laboratorio, desde primero de la ESO”. Después, el profesor les “daba monedas para ir a comprarnos chucherías o patatas hasta que me regaló unas zapatillas adidas, que costaban alrededor de 80 euros”.
En este caso, el testigo no ha normalizado que el docente mantuviera esas actitudes con sus alumnos como darse masajes, depilarles, hacerles regalos y fotografías de índole sexual. “Todo empezó cuando empezamos a escribirnos por teléfono y ahí empezó a pedirme fotos y a hacérmelas en el laboratorio”, cuenta.
Al principio las fotos eran “normales, con ropa y de mi cara, o con mis amigos, pero luego me dijo que me fuese quitando ropa, la camiseta, porque quería apreciar los músculos y quería verme como evolucionaba. No lo veía normal, pero él intentaba que lo normalizase con el grupo cercano y como todos lo hacían yo también lo hice”.
La última foto que le hizo el acusado a este joven siendo menor de edad fue sin ropa y con el calzoncillo bajado, en el dormitorio de su domicilio, donde le invitó a comer a solas. “Le dije por whatsapp que no me gustaban esas fotos, que no lo volviese a hacer”, ha dicho.
“Si me haces una visita antes del lunes, será muy bien recompensada”
El testigo, que era menor de edad entonces, ha recordado a la Sala diferentes conversaciones que mantuvo con el que fue su profesor así como detallado el origen y escenario de las diferentes fotografías que le iba mostrando la fiscal.
“Si me haces una visita antes del lunes, será muy bien recompensada”, eran algunas de las cosas que A.D.B. le decía por Whatsapp. La víctima asegura que en ese momento no entendía que esas visitas a su casa tenían una finalidad sexual. Durante la declaración de este testigo, su hermana que le acompañaba en la vista era un mar de lágrimas.
Al contrario de los otros tres testigos, el denunciante niega rotundamente que ellos se hiciesen las fotos con el móvil del profesor y asegura le pedía “fotos sexis” y que estaba “muy incómodo” pero que se dejó “porque me había hecho pensar que era algo normal”. Además, cuenta que le empezó a pedir las cosas de manera indirecta, pero “según aumentó la confianza, las peticiones eran más directas”.
“No podía negarme a lo que él me pedía”
El joven cuenta que el acusado les depilaba la zona genital, y no solo las piernas como han dicho otros testigos, “con crema depilatoria”. El profesor también entraba a los vestuarios,algo que “no era normal, de hecho no se puede”, pero entraba mientras se cambiaban. Además, relata que en un viaje a Sevilla le ofreció ver las procesiones desde una casa que “tenía vacía”. Ahora, siendo mayor de edad, manifiesta no estar de acuerdo con esos comportamientos, y que “en ese momento podía intuir que no era normal pero no lo entendía”.
Cuenta que la denuncia, interpuesta por su madre en el 2017, supuso un antes y un después en la relación con sus amigos, que le dejaron de lado y le pidieron directamente que dijera que las fotos se las habían hecho entre ellos y que no siguiese adelante con la denuncia. “No quería generar incomodidad, no podía negarme a lo que él me pedía”, ha confesado.
La víctima fue a clase al día siguiente de la denuncia y el acusado le llamó y llevó al laboratorio para decirle que le habían denunciado por corrupción de menores. A raíz de eso, manifiesta recibir presiones para que le pida a su madre que quite la denuncia.