No es nada nuevo decir que algunos vehículos oficiales, de esos que son pagados con el dinero del contribuyente, son utilizados de forma indebida. Algunos avispados los utilizan para realizar asuntos personales, de esa forma aparcan donde les da la gana y eluden las multas. También porque viene mucho mejor hacer la gestión en horario laboral, que hacerla en horas libres y con vehículo particular. Como decía, no es nada nuevo, y más o menos todo el mundo lo ve ya como algo «normal».
Lo que es más descarado todavía es que haya algún político que tenga un vehículo oficial las 24 horas del día y lo deje aparcado en el garaje particular de su piso. Al final todo se sabe. No hablo de vehículos de Delegación del Gobierno, por lo que me consta ahí se toman muy en serio estos temas, la primera la delegada del gobierno que, como ya decía en otro artículo hace tiempo, no desperdicia ni un solo recurso para su uso particular, más allá de lo estrictamente necesario y como consecuencia del cargo que ocupa.
Los coches oficiales son solo y exclusivamente para cosas oficiales, y cuando día tras día se utilizan de forma indebida, se puede estar incurriendo en un delito.
Hay políticos que por utilizar un bien común a su antojo, como es la preciada vacuna de la covid-19, saltándose los protocolos de vacunación, han tenido que dimitir de su cargo por muy «buenos» y «queridos» que fuesen por los suyos. Lo público debe de ser respetado, de lo contrario, puerta, por muy «bueno» que sea el susodicho. No vale aprovecharse del cargo. Los aprovechados, a la calle, pero antes que pasen por el juzgado.
Que el mandamás, por hacerse noticia pública, te tenga que decir que tienes las horas contadas por utilizar un vehículo oficial de forma indebida, tiene que ser jodido para el aprovechado de turno.
Hay algunos políticos que todavía no se han enterado que no tienen más derecho que los demás, que están en la obligación de hacer un buen uso de todos los bienes públicos.
Después vienen las excusas y las lamentaciones, pero una vez que las cosas saltan al ámbito de lo público y se hacen portadas de los medios de comunicación a nivel local y nacional, como ya ha pasado otras veces, precisamente no hace mucho, el mandamás, por mucho que te quiera te indica donde está la puerta de salida, por las buenas o por las malas. Dos caminos que llevan al mismo sitio, dimisión o cese, la calle. La puerta de salida queda a la derecha, la de entrada también está situada a la derecha, así que seguro que no se pierde.