La provincia de Valencia se enfrenta a una de sus peores catástrofes naturales en décadas tras la llegada de una intensa DANA (depresión aislada en niveles altos). Este fenómeno meteorológico, que permaneció estacionado sobre la región durante horas, ha causado la muerte de más de 60 personas, convirtiéndose en la peor inundación en medio siglo.
Ante la magnitud del desastre, surge la pregunta de si se podría haber evitado. Muchos ciudadanos fueron sorprendidos por las lluvias torrenciales mientras trabajaban, como ocurrió en un polígono industrial en Riba-roja de Túria, donde decenas de personas quedaron atrapadas. La falta de suspensión de actividades comerciales también dejó a muchos en situaciones peligrosas.
Karla Zambrano, embajadora española del Pacto Europeo por el Clima, critica la tardanza en la emisión de alertas por parte de Protección Civil, que llegaron a los móviles de la población cerca de las 20:10 horas. Según Zambrano, faltó coordinación entre las administraciones y protocolos claros y conocidos por la ciudadanía.
Una Catástrofe Difícil de Predecir
A pesar de que se sabía desde el fin de semana que una DANA afectaría la zona, estos sistemas meteorológicos son notoriamente difíciles de predecir. Isabel Moreno, meteoróloga, explica que factores de pequeña escala, como la persistencia de la borrasca sobre una misma área, complican la previsión precisa.
En localidades como Chiva, se registraron precipitaciones de casi 500 litros por metro cuadrado en pocas horas, equivalente a lo que llueve en un año. Esto, combinado con la geografía local, provocó inundaciones masivas en áreas densamente pobladas.
¿Se Podría Haber Avisado Antes?
José Antonio Maldonado, director de meteorología de Meteored, sugiere que quizás las autoridades deberían haber emitido alertas más tempranas para evitar desplazamientos innecesarios. La alerta roja de AEMET estaba activa desde la mañana del martes, pero la comunicación a la población fue insuficiente.
Zambrano enfatiza la necesidad de utilizar un lenguaje claro y accesible para comunicar los riesgos a la población. Además, critica la falta de incentivos para que las empresas cierren en situaciones de emergencia, evitando así que los trabajadores se vean obligados a exponerse al peligro.
Adaptación Urbana: Clave para el Futuro
Más allá de la prevención inmediata, los expertos destacan la importancia de adaptar las infraestructuras urbanas para mitigar los efectos de futuras inundaciones. En España, se ha construido en zonas inundables durante décadas, exacerbando el impacto de eventos como este.
Félix Francés, experto en inundaciones, señala que la rambla del Poyo es un ejemplo grave de construcción en áreas de riesgo. Aunque desplazar infraestructuras existentes es socialmente inviable, existen medidas de mitigación que pueden implementarse.
El plan PATRICOVA, vigente desde 2003, busca prevenir riesgos de inundación en nuevos desarrollos, pero no aborda las infraestructuras ya existentes. Con el cambio climático aumentando la frecuencia de estos fenómenos, es crucial revisar y actualizar estas estrategias.
Fernando Valladares, científico del CSIC, advierte que la energía acumulada en el Mediterráneo está intensificando las DANAS. Aunque es pronto para atribuir este evento específico al calentamiento global, la tendencia es clara: debemos prepararnos para un futuro con más eventos extremos.