En el centro del polémico caso Koldo emerge una figura que ha desempeñado un rol inesperado en la lucha antiterrorista: Víctor de Aldama, un empresario acusado de corrupción, pero reconocido por su colaboración con la Unidad Central Especial 2 (UCE-2) de la Guardia Civil. Según fuentes cercanas al caso, el diario theobjective.com publica que Aldama empleaba a sospechosos de radicalización yihadista en sus restaurantes, facilitando su vigilancia por parte de las autoridades.
Reclutamiento para la vigilancia
La colaboración de Aldama comenzó en 2019, cuando el empresario ofreció sus restaurantes como plataformas para controlar a posibles terroristas. En sus establecimientos, ubicados en las Cuatro Torres de Madrid, trabajaron individuos bajo sospecha de radicalización, lo que permitió a la Guardia Civil mantener un seguimiento constante de sus actividades.
«Es más fácil seguir los pasos de alguien que tiene una rutina y un trabajo», explicaron las fuentes consultadas. Además, en ocasiones, se les proporcionaban teléfonos intervenidos para reforzar el control. Este enfoque, catalogado como «arriesgado y valiente», ha sido considerado fundamental por las autoridades.
El círculo de poder y el papel de los restaurantes
Uno de los restaurantes clave en esta operación fue el Wellow, ahora renombrado como Tria Restaurante, ubicado en el Paseo de la Castellana. Este establecimiento no solo sirvió como base para las labores de vigilancia, sino también como punto de encuentro para figuras políticas.
En 2019, el Wellow fue el escenario del 60 cumpleaños del exministro José Luis Ábalos, organizado por Aldama y Koldo García, asesor del exministro. Fuentes presentes describieron a Aldama como un «amigo cercano» del exministro. Semanas después, el restaurante acogió la cena de Navidad del equipo de Ábalos en el Ministerio de Transportes, consolidando la relación del empresario con el círculo político.
Reconocimientos y controversias
Por su colaboración con la Guardia Civil, Aldama fue condecorado en 2022 con la Cruz de la Orden del Mérito con distintivo blanco. Durante la ceremonia, el coronel Francisco Javier Vázquez destacó su valentía y altruismo, asegurando que Aldama se sentía «casi guardia civil».
Sin embargo, la reciente implicación de Aldama en el caso Koldo ha puesto en entredicho su figura. La Guardia Civil ha decidido prohibirle el uso de la medalla otorgada, alegando «alarma social» y considerando los procedimientos judiciales en su contra.
Una operación sin precedentes
El caso de Víctor de Aldama ilustra cómo la colaboración público-privada puede jugar un papel inesperado en la lucha contra el terrorismo, pero también subraya los dilemas éticos y legales que surgen cuando estos esfuerzos se ven empañados por acusaciones de corrupción.
«Es un caso único», concluyen las fuentes, que destacan la mezcla de valentía y controversia en la figura de Aldama. La justicia determinará ahora el peso de sus acciones, tanto en la lucha antiterrorista como en los casos judiciales que enfrenta.