La lucha del periodista español contra el acoso judicial del Reino de Marruecos ha sumado un nuevo triunfo, pero no sin dejar un regusto agridulce. Tras dos años y medio enfrentando una demanda por parte de Rabat que lo acusaba de “acción de jactancia” por señalar al gobierno marroquí como responsable del espionaje con el software Pegasus, la justicia española ha fallado a su favor. Sin embargo, el apoyo que esperaba por parte del Gobierno de España brilla por su ausencia, dejando en evidencia un delicado equilibrio diplomático que parece favorecer al país vecino.
Este artículo fue publicado por el periodista en la Tribuna Internacional del diario El Confidencial, un espacio donde expone en detalle su experiencia, marcada por el acoso judicial y las tensiones políticas derivadas de la relación entre España y Marruecos.
Una década de batallas legales contra Marruecos
El fallo de la Audiencia Provincial de Madrid marca la cuarta victoria judicial del periodista en una década frente a Marruecos, su gobierno y sus servicios de inteligencia. No es un caso aislado: anteriormente, el periodista estuvo imputado durante meses en la Audiencia Nacional por enaltecimiento del terrorismo, aunque el caso fue archivado sin llegar a juicio.
La última resolución judicial desestimó la demanda de Marruecos, cerrando un capítulo más de un largo historial de hostigamiento legal. La compañía de felicitaciones tras la noticia fue amplia y diversa: periodistas, asociaciones, políticos y amigos se volcaron en enviarle mensajes de apoyo. Sin embargo, la felicitación que no llegó fue la del Gobierno de España, un silencio que califica de “doloroso”.
Un apoyo político desigual
El periodista no dudó en expresar su malestar al comprobar que ningún miembro del Ejecutivo español había reconocido públicamente su victoria judicial. En mensajes privados enviados a varios ministros y secretarios de Estado, con quienes había compartido alguna relación en el pasado, expresó su decepción por la falta de un gesto de solidaridad. Solo recibió respuesta de una persona, quien le ofreció disculpas y una felicitación tardía.
“Este mutismo amarga mi victoria”, afirma el periodista. Señala que, aunque ha aprendido a resistir psicológicamente el acoso judicial marroquí, le resulta imposible blindarse contra el aparente respaldo que las instituciones españolas, especialmente el PSOE, brindan a Rabat en estos casos.
El peso de las relaciones diplomáticas
La relación entre España y Marruecos ha pasado por altibajos, pero desde la primera investidura de Pedro Sánchez, el periodista denuncia que el apoyo al país vecino se ha intensificado. Cita como ejemplo el voto en contra de los eurodiputados socialistas españoles —a diferencia del resto de su grupo— a una resolución del Parlamento Europeo que pedía el fin del hostigamiento judicial por parte de Marruecos.
Además, menciona cómo el Ministerio de Asuntos Exteriores, liderado por José Manuel Albares, ha evitado interceder en su defensa. Según relata, durante una conversación con Nasser Bourita, ministro de Exteriores de Marruecos, un comisario europeo sugirió retirar la demanda contra el periodista, algo que Bourita rechazó sorprendido por la indiferencia de las autoridades españolas al respecto.
Un veto sistemático
El periodista también denuncia un veto que se extiende más allá de las relaciones bilaterales. Instituciones como Casa Árabe, el Real Instituto Elcano y la Escuela Diplomática dejaron de invitarle a sus eventos o presentaciones. En algunos casos, según explica, fue explícitamente excluido por tratarse de temas relacionados con Marruecos.
Peor aún, asegura que en 2015, con García-Margallo como ministro, el Consulado de España en París le negó un documento clave que necesitaba para defenderse en un juicio contra un representante de los servicios secretos marroquíes. A pesar de las trabas, logró ganar el caso.
El trasfondo del espionaje con Pegasus
Uno de los episodios más polémicos en la tensa relación entre el periodista y Marruecos está relacionado con Pegasus, el software de espionaje que Rabat habría utilizado para acceder a teléfonos de periodistas y políticos. A pesar de las evidencias, el Departamento de Seguridad Nacional de Moncloa, en su informe de 2023, omitió mencionar a Marruecos entre las potencias que desarrollan actividades hostiles en España, centrándose en Rusia y China. Este informe fue