Las autoridades europeas ponen el foco sobre España en cuanto a la producción de marihuana se refiere, tras constatar un incremento de las incautaciones de plantas de cannabis del 538% entre los años 2013 y 2017. De 176.165 plantas incautadas en 2013 se pasó a 1.124.674 plantas en 2017. Además, dicho aumento no sólo afecta al tráfico de drogas en nuestro país sino también a Europa y otras partes del mundo. La marihuana producida en España se exporta a otros países a través de empresas de transporte.
Este hecho coloca a la Policía Nacional a la cabeza de los cuerpos internacionales que combaten el tráfico de marihuana. En concreto, la puesta en marcha de una operación conjunta entre las fuerzas de seguridad europeas, conocida como «Operación Verde«.
Así, más de 2.000 agentes especializados en la lucha contra el narcotráfico de toda España han formado parte de esta «Operación Verde» ideada con el objetivo de investigar a organizaciones internacionales y nacionales, asentadas en España, y especializadas en el narcotráfico de marihuana. Desde que se activó el plan han sido arrestadas 814 personas y se han desmantelado más de 300 plantaciones de cannabis en todo el país. Además, se han intervenido 176.970 plantas de marihuana y se han incautado un total de 4.516 kilogramos de marihuana, 5.487 kilos de hachís, 1.748 kilos de cocaína y 13 kilos de heroína.
Perfeccionamiento de los cultivos de interior, según la Operación Verde
Los investigadores han detectado un perfeccionamiento progresivo de las plantaciones indoor (de interior), siendo su producción más intensiva desde los puntos de vista cuantitativo y cualitativo. Esto se debe a las mejoras en la selección de las semillas y a la gestión de los cultivos con sofisticados sistemas de fertilización, climatización y utilización de tecnología de última generación, que permiten una producción permanente de cosechas de cannabis.
Además, hacen uso de todo tipo de útiles; desde reflectores, transformadores, cuadros eléctricos, balastros y sistemas de riego, hasta aires acondicionados, ventiladores, filtros de carbono y antiolores, lámparas o circuitos de ventilación. Todo ello con el objetivo, por un lado, de exprimir al máximo la capacidad de la plantación y, por otro, de evitar su localización. Esto implica una profesionalización en el cultivo indoor, un incremento de la inversión en las plantaciones y un aumento del rendimiento, lo que provoca, a su vez, un incremento notable de los beneficios ilícitos.