El presidente de la Ciudad ha destacado en su mensaje navideño que este 2020 son más necesarias que nunca las calves que componen el espíritu de la Navidad: amor, humildad y esperanza. «Amor para los que sufren»; «humildad para tender puentes»; y «esperanza» para «encender una vela en vez maldecir la oscuridad»
Juan Vivas, presidente de los y las ceutíes ha realizado el que, con toda seguridad, será el discurso de Navidad que nunca olvidará de todos los que le ha tocado pronunciar en sus casi dos décadas como jefe del Gobierno local. En este 2020, histórico a la par que terrible, Vivas ha apelado al espíritu de la Navidad como guía para superar las adversidades que ha provocado la pandemia de coronavirus. Amor, humildad y esperanza, son para el presidente las tres virtudes fundamentales que dan significado al espíritu navideño y las que Ceuta necesita fortalecer para salir adelante.
Vivas ha señalado que este año «echaremos de menos muchas cosas queridas y entrañables», pero, aún así, «será Navidad». «Ahora, más que nunca, necesitamos ese espíritu de la Navidad. Ahora, más que nunca, necesitamos amor, humildad y esperanza. Y ese es el espíritu de la Navidad», ha apuntado el presidente.
«Amor al prójimo y, en especial, a quienes sufren; a quienes sufren porque han perdido un ser querido del que quizá no han ni siquiera despedirse. Amor a los enfermos, solidaridad con quienes están padeciendo la enfermedad. Amor también a quien ha perdido su puestos de trabajo, a quien ha tenido que cerrar su negocio y a quien vive viven angustiado por la incertidumbre porque no sabe qué ocurrirá en el porvenir inmediato. Amor, en definitiva, a los pobres, a los desamparados, a los que sufren de soledad, al prójimo y a quienes más necesitan de la fraternidad que significa esta Navidad», ha deseado Vivas.
«Humildad para no tirar la primera piedra. Humildad para no reconocerse superior a nadie y actuar en consecuencia. Humildad para reconocer en el humilde al sabio y en el soberbio al necio. Humildad para reconocer los errores y pedir perdón cuantas veces sean necesarias. Y humildad para ceder. Humildad para tender puentes. Humildad para buscar el acuerdo. Humildad para procurar la unidad de todos para servir de la manera más eficaz posibles al objetivo común de luchar contra el enemigo común, que es el virus. Humildad, en definitiva, para ser más fuertes», ha apuntado el presidente.
«Necesitamos la esperanza para, en este túnel en el que nos encontramos, encender una vela en vez maldecir la oscuridad. Quiero decir también, absolutamente convencido, que tenemos motivos para la esperanza. Y tenemos motivos porque somos un pueblo que ha forjado su carácter a base de superar dificultades, a base de coraje y de valor para resistir en muchas ocasiones y ahora estoy seguro de que también lo hará. Y tenemos motivos para la esperanza porque son muchas las oportunidades y fortalezas que podemos aprovechar para juntos, y remando todos en la misma dirección, poder salir adelante», ha explicado.