Por Gloria López
En 2021 fueron asesinadas 43 mujeres a manos de sus parejas o exparejas -aunque aún hay tres casos en investigación-, mientras que el número de menores ascendió a siete -en cuatro casos existiendo denuncias previas-
2021 ha sido uno de los años con mayor número de asesinatos de niños y niñas como consecuencia de la violencia vicaria, la que ejercen los maltratadores contra sus hijos e hijas para hacer daño a las madres. Siete menores han sido asesinados por sus padres. A la vez, se ha registrado el menor número de mujeres asesinadas por violencia de género desde que se tienen datos. En total, según datos provisionales, han sido 43 víctimas mortales contabilizadas entre el 1 de enero y el 31 de diciembre de 2021, aunque existen otros tres casos en investigación pendientes de confirmación. Son datos ofrecidos por la Delegada del Gobierno contra la Violencia de Género, Victoria Rosell, en una comparecencia en la que también ha destacado el crecimiento de llamadas al 016.
Siete menores fueron asesinados por sus padres en 2021 con el objetivo de dañar cruelmente a las madres. Desde que se recogen estos datos, en el año 2013, solo se había superado esta cifra en 2017, cuando se cometieron ocho crímenes vicarios y se había igualado en 2015 y 2018. En cuatro de los siete asesinatos de menores de 2021, existían denuncias previas contra el presunto agresor. En cinco casos, el agresor se suicidó y en tres de ellos también acabó con la vida de las madres de esos niños y niñas.
«Cuando una mujer decide salir de una relación violenta, tradicionalmente los hijos han seguido a merced del agresor, que los ha utilizado como si fueran objetos para causar el mayor daño posible a la madre», ha dicho Rosell en la comparecencia. “Es evidente que este tipo de violencia se ha sacado a la luz”, ha valorado, destacando avances en las propuestas legislativas aprobadas para hacerle frente, aunque invitando a una “reflexión” respecto a las medidas judiciales que se siguen empleando.
“Tradicionalmente tanto las órdenes de protección como las medidas penales y civiles se han centrado más en las víctimas inmediatas, las directas, que en los menores de edad que dependen de ellas, que según la ley son también víctimas directas, sufren en primera persona la violencia de género que se ofrece contra sus madres», ha indicado la delegada del Gobierno contra la Violencia de Género.
Este año, entre los avances legislativos impulsados para proteger a los y las menores de la violencia machista, destacan los cambios introducidos por la ley contra la violencia en la infancia y la adolescencia y la ley de apoyo a las personas con discapacidad en el ejercicio de su capacidad jurídica. A partir de estas leyes se introdujo un nuevo enfoque en la regulación del régimen de visitas de los y las menores en aquellos casos en los que existe violencia de género basado en que “un maltratador no puede ser un buen padre”. Recordemos que hasta ahora, según datos del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), la retirada de visitas en estas situaciones solo ocurre en un 4% de los casos.
Rosell también ha destacado que gracias a la aprobación del título habilitante los hijos e hijas de mujeres víctimas de violencia de género que hayan sido acreditadas como tal por los servicios sociales podrán recibir atención psicológica sin autorización de sus padres, algo que antes se limitaba a los casos en los que había denuncia.
En 2021, 30 menores de edad quedaron en situación de orfandad por violencia de género en España. La cifra total es de 336 desde 2013.
Las políticas públicas son efectivas para hacer frente a una violencia que tiene una gran capacidad de mutación
La violencia de género es “una enfermedad de transmisión social” ha dicho Rosell y el antídoto está en la educación. La delegada ha recordado la “capacidad de mutación” que tiene este tipo de violencia para adaptarse a cada mujer y dañarla y ha criticado el “negacionismo” que contribuye a perpetuarla.
Por eso, aunque los datos indican una disminución en el número de mujeres asesinadas por violencia machista en 2021, que se ha convertido a falta de los tres casos en investigación, en el año con el registro más bajo de feminicidios desde que comenzaron a recogerse datos en 2003, Victoria Rosell se ha mostrado prudente: «Es una cifra indudablemente positiva, pero aún son 43 las mujeres asesinadas”.
Además, se trata del segundo año de pandemia, una circunstancia coyuntural que, según las expertas, no debe pasar desapercibida. Aunque el estado de alarma no está vigente en este año analizado “sabemos que, si hay más posibilidad de control por parte de los maltratadores, no necesitan ejercer violencia extrema como es el asesinato”, ha dicho Rosell.
Sin embargo, desde un punto de vista más estructural y a más largo plazo, los datos indican que el «incremento de recursos, presupuestos y sensibilización» del Gobierno “funcionan y salvan vidas».