Se hizo entrega de dos medallas de plata, dos medallas de bronce y 15 escudos de oro
El presidente de la Ciudad, Juan Vivas, destacó este martes durante la ceremonia de entrega de Medallas y Escudos de la Ciudad la unanimidad con la que dichas distinciones fueron aprobadas por el Pleno de la Asamblea, algo que pone de manifiesto que los méritos de los galardonados son indiscutibles.
Así lo dijo durante su intervención en el Teatro Auditorio del Revellín, en el que se llevó a cabo el acto institucional, durante el que se ha entregado la Medalla de Plata al RAMIX-30 y a título póstumo al general Antonio Velázquez; la Medalla de Bronce a María José Lesmes y María Teresa de Lossada; y quince Escudos de Oro, a título póstumo a Mohamed Ahmed, Raju Shivdasani, Dris Amar, Nayra Solero; así como a María José Gaitán, José Miguel Moreno, María Pilar Puya, Noelia Oliva, David Gómez, Francisco Javier López, Mohamed Larbi, Victoriano Alba, África Garrido, María Rosario Álvarez y Gema María Romero.
El presidente ha alabado el nivel y categoría de las entidades y personas que han sido galardonadas este martes, “un fiel exponente o reflejo de nuestra sociedad pone en evidencia que lo mejor de Ceuta, su principal activo, reside en su gente, una gente que, insisto y reitero, lleva en el ADN la resistencia; en el corazón, el respeto y la convivencia; y en el alma, el amor a España”.
Del Regimiento Mixto de Artillería ha valorado el vínculo existente con la ciudad, a la que está unida desde hace más de 300 años, lo que convierte al RAMIX-30 en la unidad de artillería más antigua de España. “Desde entonces, lugares, momentos, hechos heroicos, nombres y manifestaciones cotidianas imprescindibles para la supervivencia de nuestra ciudad, para conocer su historia, para entender algunas de sus más significadas esencias”, ha subrayado el presidente, quien ha hecho mención a lugares emblemáticos como la Muralla Real y sus bóvedas, la fortaleza del Hacho, el Desnarigado, el Fortín de Santa catalina, Punta Almina, el Castillo de San Amaro, la Batería del Pintor o el Fuerte del Sarchal; nombres como el de Agustina de Aragón, que en Ceuta vivió, ejerció y murió; manifestaciones cotidianas como el cañonazo de las doce, una costumbre compartida con otras nueve ciudades del mundo, todas puerto de mar; “y las claves, según decía, para identificar algunas de nuestras más significadas esencias, como el coraje y el valor para resistir, por muchas que sean las dificultades, exigentes los retos o duros o prolongados los asedios”.
A Antonio Velázquez Rivera, “ probablemente el general médico más condecorado de nuestro ejército” lo recuerda,”además de como un excelente profesional, como una persona ilustrada y culta, sencilla, sensata, ecuánime, con autoridad, la que confiere la decencia y la honestidad, la ejemplaridad en el cumplimiento del deber”; y de María José Lesmes, “artista de pies a la cabeza que lleva a Ceuta por bandera” y que proyecta la mejor imagen de Ceuta, especialmente su diversidad cultural. “En su escuela se aprenden los fundamentos del baile y la danza, pero no solo, se transmiten valores, valores muy útiles para, en las encrucijadas de la vida, elegir el camino de la rectitud”, ha recordado, y de Maite Lossada ha destacado su coraje y tenacidad para salir de los duros trances de la vida, “algo que no ha hecho sola, sino en compañía de su esposo, el también doctor, Aurelio Rocha, una relación fecunda, sustentada en el amor, la complementariedad, la complicidad y la admiración recíproca”.
Como acreditados e indiscutibles son los merecimientos de las personas que han recibido el Escudo de Oro de la Ciudad, “símbolo inequívoco de lo que fuimos y somos, de la nobleza y lealtad de nuestro pueblo”. El presidente ha dedicado afectuosas palabras a quienes lo han recibido a título póstumo. En los casos de Mohamed Ahmed y de Dris Amar, varios denominadores comunes: servidores públicos, asesinados vilmente en plena juventud: “Los dos forman ya parte de la memoria desgarradora, sangrante y doliente de la tierra que los vio nacer”; a Raju Shivdasani lo ha describe como un modelo de cordialidad y amabilida: “no tenía enemigos, ni metas inalcanzables, ni sueños imposibles”; y de nayra Solero, “fiel al credo legionario que abrazó, dando ejemplo de compañerismo, valentía, dignidad y sentido del honor”.