Es proverbial la actuación de este conocido dúo de humoristas sin gracia que han convertido una institución como la Asamblea de Ceuta en un teatrillo de variedades de mala calaña donde realizan sus performances, el uno como ventrílocuo, incapaz por cobardía, seguramente, de decir las boutades que dice su colega cual Monchito o Doña Rogelia, es decir, cual muñeco que sirve de portavoz a las majaderías que se le ocurren a su socio.
Este espectáculo, lamentable a todas luces, que pretende provocar al resto de miembros de la Asamblea, solo puede producir pena y repugnancia a cualquier persona con un coeficiente intelectual normal, muy por encima de la escasa materia gris de la que hacen gala estos personajillos, ufanos de la gloria ganada entre su público formado por un indeterminado número de cretinos.
El efecto que pretenden conseguir y que, en demasiadas ocasiones logran, de enervar a sus potenciales víctimas, casi siempre diputados de la Asamblea, solo debía de producir desprecio e indiferencia ante insultos falaces que lo único que demuestran es la escasísima talla moral e intelectual de estos esperpénticos personajes cuya única pretensión es sembrar la mala hierba a su alrededor para que florezca a su alrededor el odio, la inquina y el rencor entre nuestros conciudadanos.
Al parecer, a esta pareja, cada vez más sumida en su propia estulticia, el campo de partidos políticos y organizaciones sociales desafectas a su causa se le ha quedado pequeña, y han decidido dar un paso más en esta desenfrenada carrera por agraviar, insultar y desacreditar al resto de la sociedad que no comparte sus deplorables y penosos postulados. Y ahora escogen como víctimas a servidores públicos que, independientemente del Gobierno de turno, está para prestar un servicio al ciudadano con ecuanimidad y profesionalidad.
En esta ocasión atacan a la jefa del Área de Menores, funcionaria de carrera por oposición y transferida a la Ciudad y cuya ideología o convicciones políticas religiosas o de cualquier otra índole pertenecen al exclusivo ámbito de su privacidad. Y este solo es el primer paso en su estrategia al que probablemente seguirán otros empleados públicos cuyas convicciones personales no son del agrado de este par de lumbreras.
Desde UGT Servicios Públicos les decimos que han pinchado en hueso. No vamos a permitir que en los plenos se pueda someter a escarnio a empleados públicos que no se puedan defender. Desde aquí exigimos el amparo al presidente de la Asamblea para que no se tolere que en el uso de la palabra estos malos comediantes puedan someter a juicio a trabajadores que ni están en política ni se pueden defender.
Lo más abochornante de todo esto es que esta deplorable pareja ostenta la condición de empleados públicos y para más inri, ambos participan en el sector de la Enseñanza, y desde UGT nos preguntamos con congoja y desconsuelo ¿qué valores pueden transmitir a sus alumnos semejantes botarates carentes de la más mínima educación y que representan los peores valores del ser humano?
No somos partidarios de salir a la palestra a replicar a estos individuos que buscan precisamente la notoriedad a través de burdas provocaciones, pero tampoco vamos a permitir que traspasen esta línea roja de tratar de enfangar a trabajadores de la Ciudad al servicio de sus espurios intereses.