El partido de Santiago Abascal ha restado importancia a los antecedentes neonazis, pro Putin y antisemitas del nuevo líder de su sindicato, asegurando que lo relevante es que no ha formado parte de ningún grupo independentista catalán.
El portavoz de Vox, en declaraciones a la prensa, desestimó las acusaciones sobre el pasado ideológico del dirigente sindical y evitó condenar sus vínculos con movimientos de extrema derecha y sus posturas favorables al Kremlin. «Nosotros valoramos la lealtad a España y la defensa de la unidad nacional por encima de todo. Lo que nos preocupa es que no haya estado vinculado con el separatismo», afirmó.
Este enfoque ha generado críticas desde diferentes sectores políticos y sociales, que acusan a Vox de blanquear discursos extremistas mientras utiliza el independentismo como único criterio de exclusión. Organizaciones antifascistas y colectivos judíos han manifestado su preocupación por la designación de una figura con este perfil al frente de un sindicato vinculado al partido de ultraderecha.
A pesar de la polémica, Vox mantiene su respaldo al nuevo líder sindical, insistiendo en que su nombramiento responde a criterios de «compromiso con España y con los trabajadores». Mientras tanto, la oposición exige explicaciones y reclama una postura clara ante la ideología del dirigente.
