VOX da por roto el acuerdo y retira el apoyo parlamentario a los gobiernos del PP tras la orden de Feijóo de apoyar el realojo de menores migrantes en diferentes territorios autonómicos,
La noticia política de una gran importancia política del día de ayer, y posiblemente de toda la legislatura, es la ruptura de VOX con los cinco gobiernos autonómicos que tenía en coalición con el Partido Popular.
Santiago Abascal, presidente de Vox, tras reunir a su junta nacional en Madrid, anunció que su partido pasa a la oposición, dejando al PP en una situación complicada. La decisión viene tras una reunión del Comité Ejecutivo Nacional de Vox, para evidenciar la creciente tensión entre ambos partidos y acusar a Feijóo de comprar “la agenda globalista del Sanchismo”
Es evidente que Vox ha tomado esta decisión bajo el pretexto del desacuerdo por la acogida de niños en distintas autonomías con el PP, pero la verdadera razón parece ser su incapacidad para sostener políticas coherentes y humanas en temas cruciales como la inmigración. Abascal ha acusado al presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, de pactar con el Gobierno para repartirse el órgano de los jueces y para la distribución de menores inmigrantes no acompañados, usando un lenguaje claramente xenófobo y deshumanizante.
La Xenofobia de VOX: un cáncer en la política española
Para una buena parte de la sociedad española, es indignante escuchar a Abascal referirse a menores inmigrantes como «menas», un término que cosifica y deshumaniza a niños y adolescentes vulnerables. Hablar de una «invasión de menas» no solo es irresponsable, sino también cruel. Este tipo de retórica refleja el carácter xenófobo de Vox, que basa su discurso en el miedo y el odio hacia el diferente. La xenofobia es el mínimo común denominador de la extrema derecha en toda Europa, y Vox no es la excepción, se sube al carro de Orban en Hungría y Le Pen en Francia.
La decisión de Vox de retirar su apoyo al PP podría verse como un intento desesperado de recuperar una base electoral cada vez más radicalizada y que le ha salido un competidor, Alvise Pérez. Sin embargo, también deja claro que Vox prefiere sabotear gobiernos y sembrar la discordia antes que trabajar por el bien común. Este movimiento podría causar inestabilidad en las comunidades autónomas afectadas, pero también ofrece al PP una oportunidad para distanciarse de un socio tóxico y recuperar una postura más centrada y solidaria.
Ya algunos portavoces de gobiernos autonómicos han dicho que ya han tomado nota para reasignar competencias de los consejeros y vicepresidentes que mantenían en los gobiernos. A rey muerto rey puesto.
Oportunidad para el PP: recuperar la centralidad
Para el PP, la ruptura con Vox puede ser una bendición disfrazada. Alberto Núñez Feijóo ahora tiene la oportunidad de liderar con un enfoque más centrado y menos influenciado por la extrema derecha. Los pactos con Vox fueron un lastre para el PP, dañando su imagen y alejando a los votantes moderados. Sin el obstáculo de VOX, el PP puede ahora intentar construir alianzas más amplias y centrarse en políticas que verdaderamente beneficien a la sociedad.
La salida de Vox de los gobiernos autonómicos podría permitir al PP ejecutar políticas de solidaridad, y llegar a acuerdos con el PSOE para una mejor gestión de la inmigración, sin las restricciones xenófobas impuestas por la agenda de la ultraderecha.
Esto tiene que traducirse particularmente importante en temas como la acogida de menores migrantes, donde se necesita una aproximación humana y responsable, no una retórica de odio.
Hay que realojar y acoger a niños en todo el territorio nacional. Ahora el Gobierno puede exigir a otras formaciones que gobiernan en autonomías que apoyan a Sánchez en las Cortes Generales, que acepten traer a menores a sus territorios.
Un partido desesperado y desestabilizador
La maniobra de VOX no solo revela su radicalización, sino también su incapacidad para gobernar de manera efectiva y provechosa. Al irse de los gobiernos autonómicos, VOX pierde plataformas de poder y visibilidad pública, perjudicándose a sí mismo. Esta retirada no merece compasión, pues es el resultado de su propia irresponsabilidad y extremismo que busca la desestabilización del estado de derecho.
El presidente de la Comunidad Valenciana, Carlos Mazón, no ha esperado y ha destituido inmediatamente a los miembros de Vox de su gobierno, lo que demuestra que incluso dentro del PP hay alivio por esta ruptura. Vox, con su discurso incendiario y su incapacidad para cooperar, ha demostrado ser un socio político inviable.
Pero antes de esa muerte anunciada, Vox y el PP actuaron un último acuerdo en las Cortes Valencianas. El PP de Mazón compró el discurso negacionista de los de Abascal en relación con las leyes de Memoria Democrática y aprobó una ley de Concordia que ni siquiera menciona que en este país hubo una dictadura sangrienta durante cuarenta años, precedida por un golpe de Estado contra el gobierno legítimo de la República. En la Comunidad Valenciana, los asesinados por la brutalidad del régimen franquista no van a encontrar una reparación de justicia histórica. Otra vez, las víctimas son las que pierden y el Partido Popular es responsable de esa aberración histórica.
Ceuta si hizo cordón sanitario contra la ultraderecha
En Ceuta, Vivas aprendió la lección la pasada legislatura cuando se alió con los racistas antisistema de los miembros de la ultraderecha ceutí. Un año después, y tras los escandalosos mensajes de WhatsApp del chat del partido en la ciudad autónoma, desvelados por este medio, Vivas no tuvo más remedio que romper la alianza con el partido xenófobo. Especialmente cuando recogió el guante de la ciudadanía que salió masivamente a la calle para protestar contra el discurso fascista de VOX en Ceuta el 28 de febrero de 2020.
Desde entonces, la organización extremista que preside en Ceuta Juan Sergio Redondo, un hombre intelectualmente muy limitado, sin carisma político y que no es capaz de aparcar su odio ideológico por el bien de la ciudad, ha ido perdiendo apoyos electorales en la ciudad. La convivencia es un pilar básico en la diversa sociedad ceutí, una sociedad multicultural pero tremendamente desigual.
La estrategia política de Vivas
Veintitrés años de Vivas en el gobierno de Ceuta no han hecho más que aumentar los niveles de desigualdad en la zona periférica y barrios marginales. Los barrios más humildes ceutíes no gozan del mismo tratamiento que el centro de la ciudad El PP se acomodó en el sillón del poder y se apropió de las instituciones con el beneplácito que dan las urnas como legítima soberanía de la ciudadanía ceutí.
Vivas, un estratega político capaz de ver el puñal traidor en su propio entorno, ha sobrevivido a numerosos intentos de desbancarlo. Su peor resultado electoral coincidió con la ejecución política de muchos de los colaboradores que le mantuvieron en el cargo durante muchos años.
Pero al final, visto lo visto, la jugada siempre le sale bien. Sabe quitarse de encima a los enemigos políticos de la acera de enfrente y a los que le aplauden en Ainara. Vivas ha sobrevivido a él mismo mirando cómo el rival se autodestruye y tejiendo alianzas con aquellas que hace solo unos meses usaban el término «desgobierno» en su retórica. Eso es mirar hacia arriba sin señalar con el dedo. Eso se llama política.
¿Qué ha cambiado en una semana?
Pero, ¿qué ha cambiado en una semana cuando Feijóo y sus partidarios hablaban de enviar a la Armada para evitar que llegaran a Canarias, Ceuta y Melilla personas migrantes desde las costas africanas? La situación cambió cuando los presidentes de las ciudades autónomas, especialmente Juan Vivas y el de Canarias, Fernando Clavijo, lanzaron un grito de auxilio ante la situación humanitaria y el desbordamiento de la acogida de personas migrantes, particularmente de niños y niñas que llegaron solos.
Feijóo no entró en el órdago de Abascal, pero no nos engañemos: 400 niños realojados en un país de casi 48 millones de habitantes es una cifra ridícula. España es un Estado social y de derecho, tal y como dice la Constitución, pisoteada por VOX con su forma de entender la política y por el PP por su incapacidad para cumplirla, siempre basada en estrategia electoral.
Pedro Sánchez celebra la ruptura de VOX con el PP
Desde la cumbre de la OTAN en Washington, el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, ha expresado su satisfacción ante la ruptura de la ultraderecha con los gobiernos autonómicos del Partido Popular. Sus declaraciones reflejan su alegría personal y una profunda convicción de que este cambio beneficiará a la mayoría social de España.
«Hoy es un gran día para España. Lo creo. Creo que España hoy es un país mejor. Y, por tanto, no puedo ocultar mi alegría y mi felicidad», afirmó Sánchez al inicio de su intervención.
Frente a las especulaciones sobre quién podría salir beneficiado o perjudicado políticamente de esta situación, el presidente fue claro: «Los beneficiarios netos de la salida de la ultraderecha de los gobiernos autonómicos son la mayoría social de españoles y españolas.»
Para Sánchez, esta ruptura es motivo de celebración, algo que nunca debió suceder en España: «La entrada de la ultraderecha en gobiernos autonómicos, con carteras importantes, jamás tuvo que suceder.» En este contexto, lanzó una pregunta clave al Partido Popular: «¿Está dispuesto el Partido Popular a romper con las políticas que ha aprobado con VOX hasta el día de hoy?»
El presidente del Gobierno subrayó que el PP tiene ahora una gran oportunidad, refiriéndose a la reforma de la ley de extranjería como la «prueba del algodón». «Toda esta crisis viene provocada por el rechazo tanto del Partido Popular como de Vox a la solidaridad con un territorio que es Canarias, que está sufriendo, como territorio fronterizo que es, la presión de la migración», explicó. Sánchez recordó que actualmente hay 6.000 menores extranjeros en Canarias que necesitan una solución. «Ser un partido de gobierno, ser un partido de Estado, exige dar soluciones a los problemas, a los desafíos, a las demandas que tienen nuestros conciudadanos», añadió, destacando la importancia de abordar estos desafíos con una visión de Estado.
Sánchez instó al PP a llegar a un acuerdo con el Gobierno de España en una propuesta que considera «razonable, constitucional, solidaria y respetuosa con las competencias de las comunidades autónomas», como es la reforma de la ley de extranjería para resolver la problemática de integración de los menores extranjeros en Canarias.
Finalmente, Sánchez reiteró su felicidad por la salida de VOX de los gobiernos autonómicos: «El responsable de haber incorporado a la ultraderecha al gobierno es uno, pero los beneficiarios de la salida de la ultraderecha de los gobiernos autonómicos somos todos y, especialmente, todas.» Subrayó que ahora el PP tiene una decisión trascendental que tomar: «Si quiere continuar con una oposición destructiva o quiere tener una oposición de Estado.» Para concluir, Sánchez tendió la mano al PP: «Por supuesto, el Gobierno de España tiende la mano al Partido Popular para que sea lo segundo y no lo primero.»
Las declaraciones de Pedro Sánchez reflejan un momento crucial en la política española, donde la ruptura de Vox con el PP puede significar un cambio de rumbo hacia políticas más centradas y solidarias, alejadas de la retórica del miedo y el odio promovida por la ultraderecha.
La ruptura de VOX con el PP es una oportunidad para que este último recupere su centralidad y se deshaga de un lastre xenófobo. Vox ha demostrado ser incapaz de gobernar de manera responsable y su salida de los gobiernos autonómicos solo beneficia a la política española al reducir la influencia de la extrema derecha. Ahora, el PP debe aprovechar esta oportunidad para liderar con políticas centradas en la solidaridad y el bien común, alejándose de la retórica del miedo y el odio promovida por VOX.