A través de sus redes sociales, Vox carga contra los menores migrantes a los que acusa de ser «bandas criminales perfectamente coordinadas». Como es habitual en la formación de Santiago Abascal, esta acusación no se respalda con fuentes o datos fiables. Además, desde su cuenta Twitter Vox califica las labores de rescate humanitario en el Mediterráneo como «ONGs que colaboran con mafias» y se refiere al Open Arms como «barco-taxi».
Además, Vox exige en su hilo de Twitter la «devolución inmediata» de las 121 personas rescatadas en el Mediterráneo, frente a las costas de Libia, por el Open Arms. 121 personas que se lanzaron al mar, exponiéndose a los peligros que esto conlleva, porque la situación que tenía en tierra es aún más peligrosa.
La formación de Abascal, a la que no le gusta que la tilden de ultraderechista, hace muchos méritos para que recaiga sobre ella este apelativo. Y no es cuestión de adjetivar desde la opinión, sino de designar una realidad fehaciente. De hecho, estas palabras expresadas por Vox van muy en consonancia con las declaraciones de Matteo Salvini. El primer ministro italiano acusa al Open Arms de «desestabilizar» Europa. Esa acusación es fruto de salvar a 121 personas de una muerte segura en el Mediterráneo.
Una semana llevan viajando a bordo del barco de rescate 121 personas más la tripulación y la escasez de víveres comienza a notarse. Mientras tanto, y a la par que los partidos más conservadores y extremistas aprovechan la situación y tratan de sacar réditos políticos, el Gobierno español guarda un vergonzante silencio. Ni siquiera se erige como mediador ante la Unión Europea para tratar de hallar un puerto seguro para el Open Arms.
Open Arms: «Antes presos que cómplices»
Cuando Carola Rackete, capitana del Sea Watch 3, decidió unilateralmente poner rumbo al puerto de Lampedusa con 42 personas rescatadas de las garras de la muerte a bordo y fue detenida por ello, Oscar Camps, director de Proactiva Open Arms, aseguró que él hubiese hecho lo mismo porque «de la cárcel se sale, pero del fondo del mar no«.
De hecho, mientras que Rackette ponía rumbo a Lampedusa, el Open Arms desobedecía las órdenes de permanecer anclado en puerto y partía, de nuevo, rumbo al Mediterráneo para salvar vidas. Entonces, Camps, volvía a dejar otra frase contundente y lapidaria: «Antes presos que cómplices».