En unos días Pedro Sánchez volverá a ser investido presidente del Gobierno. Necesitará a parte de la derecha más recalcitrante de nuestro país, la burguesía nacionalista vasca y catalana.
“Hacer de la necesidad virtud y de tripas corazón” es lo que podríamos decir a Pedro Sánchez.
No voy a hablar de las actitudes y actuaciones de Pedro Sánchez que de entrada defendió y apoyó la aplicación del artículo 155 de la Constitución Española. Ni de qué su futura ley de amnistía estará dentro del marco de nuestra Constitución, no puede ser de otra forma. Ni de si cambiar de opinión y de valores es mentir o evolucionar. La respuesta a esta última aseveración es: “depende”. Depende de la persona y del contexto para que se considere embuste o evolución. Me voy a centrar en dos posibles escenarios:
El PSOE registra en el Congreso la proposición de Ley de Amnistía antes de la sesión de investidura o tras ella.
Opción A: Antes de la investidura.
¿Qué debería hacer Puigdemont el instante después de que Sánchez sea elegido presidente del Gobierno? en caso de que realmente crea en la independencia de Cataluña y no esté teatralizando con la única finalidad de conseguir beneficio propio.
Cincuenta y seis segundos más tarde de que el socialista sea investido declararía la independencia de Catalunya. Ni referéndum ni “ná de ná”, o mejor dicho “res de res”, pues el pueblo catalán ya se expresó claramente el uno de octubre de dos mil diecisiete. Utilizaría entre otros argumentos, además del anteriormente citado sobre que Catalunya ya se manifestó el 1-O, los siguientes:
– Desconfianza histórica: el gobierno central español no es fiable, ha incumplido acuerdos y no respetado la voluntad del pueblo catalán en cuestiones trascendentales como el Estatuto de Autonomía o el referéndum de autodeterminación.
– Somos los auténticos defensores de la nación catalana: otros partidos independentistas catalanes, como Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), se han dejado engañar por los cantos de sirenas del opresor Estado español materializado en el Gobierno del PSOE que los llevó a una mesa de diálogo donde no se consiguió nada para Catalunya, ni tan siquiera la figura del relator.
– Nos debemos a nuestra militancia: el Consell de la República respaldó retirar el apoyo de los diputados independentistas a Pedro Sánchez, llevándolo a una situación de bloqueo que propiciara una repetición electoral.
– Derecho a la autodeterminación: nos basamos en el respeto a los Derechos Humanos como elemento estructural que conceden a Catalunya el derecho a decidir su propio destino a través de un referéndum de autodeterminación trascendiendo a la legislación coercitiva y represora del Estado español.
– Mandato democrático: otorgado al Parlament de Catalunya en su día para lograr la independencia, al ser elegido en unas elecciones que incluían la promesa de un referéndum encaminado a conseguir tal fin.
– Poner como ejemplos a seguir las consultas realizadas en otras partes del mundo, como Escocia o Quebec. En donde la celebración de un referéndum de independencia no es más que una práctica democrática aceptada y que debería ser respetada también para Catalunya.
Y en el ámbito estrictamente privado argumentaría que: la rivalidad política con ERC por el liderazgo del movimiento independentista catalán y a la postre de la hegemonía política en Catalunya obliga a diferenciarnos impidiendo el inicio de la próxima legislatura del Gobierno de España, reivindicándonos como la única fuerza política catalana capaz de hacerlo y marcando distancias tanto con Ezquerra como con el PSC. Lo que nos permitiría tener serias opciones de recuperar el poder en Catalunya.
Opción B: El PSOE registra en el Congreso la proposición de Ley de Amnistía tras la sesión de investidura.
En resumen, se seguiría la misma línea estratégica que la opción A pero cincuenta y seis segundos después de que el PSOE haga el registro.
Como diría Soul Etspes: “La polarización en España derivada de actuaciones judiciales para intentar resolver la confrontación política de Cataluña con el Estado español solo ha provocado inestabilidad democrática y pulsiones nacionalistas de primer orden que nos han llevado al límite del horizonte constitucional”.
“¿Y mañana qué?”
En unos días Pedro Sánchez volverá a ser investido presidente del Gobierno. Necesitará a parte de la derecha más recalcitrante de nuestro país, la burguesía nacionalista vasca y catalana.
“Hacer de la necesidad virtud y de tripas corazón” es lo que podríamos decir a Pedro Sánchez.
No voy a hablar de las actitudes y actuaciones de Pedro Sánchez que de entrada defendió y apoyó la aplicación del artículo 155 de la Constitución Española. Ni de qué su futura ley de amnistía estará dentro del marco de nuestra Constitución, no puede ser de otra forma. Ni de si cambiar de opinión y de valores es mentir o evolucionar. La respuesta a esta última aseveración es: “depende”. Depende de la persona y del contexto para que se considere embuste o evolución. Me voy a centrar en dos posibles escenarios:
El PSOE registra en el Congreso la proposición de Ley de Amnistía antes de la sesión de investidura o tras ella.
Opción A: Antes de la investidura.
¿Qué debería hacer Puigdemont el instante después de que Sánchez sea elegido presidente del Gobierno? en caso de que realmente crea en la independencia de Cataluña y no esté teatralizando con la única finalidad de conseguir beneficio propio.
Cincuenta y seis segundos más tarde de que el socialista sea investido declararía la independencia de Catalunya. Ni referéndum ni “ná de ná”, o mejor dicho “res de res”, pues el pueblo catalán ya se expresó claramente el uno de octubre de dos mil diecisiete. Utilizaría entre otros argumentos, además del anteriormente citado sobre que Catalunya ya se manifestó el 1-O, los siguientes:
– Desconfianza histórica: el gobierno central español no es fiable, ha incumplido acuerdos y no respetado la voluntad del pueblo catalán en cuestiones trascendentales como el Estatuto de Autonomía o el referéndum de autodeterminación.
– Somos los auténticos defensores de la nación catalana: otros partidos independentistas catalanes, como Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), se han dejado engañar por los cantos de sirenas del opresor Estado español materializado en el Gobierno del PSOE que los llevó a una mesa de diálogo donde no se consiguió nada para Catalunya, ni tan siquiera la figura del relator.
– Nos debemos a nuestra militancia: el Consell de la República respaldó retirar el apoyo de los diputados independentistas a Pedro Sánchez, llevándolo a una situación de bloqueo que propiciara una repetición electoral.
– Derecho a la autodeterminación: nos basamos en el respeto a los Derechos Humanos como elemento estructural que conceden a Catalunya el derecho a decidir su propio destino a través de un referéndum de autodeterminación trascendiendo a la legislación coercitiva y represora del Estado español.
– Mandato democrático: otorgado al Parlament de Catalunya en su día para lograr la independencia, al ser elegido en unas elecciones que incluían la promesa de un referéndum encaminado a conseguir tal fin.
– Poner como ejemplos a seguir las consultas realizadas en otras partes del mundo, como Escocia o Quebec. En donde la celebración de un referéndum de independencia no es más que una práctica democrática aceptada y que debería ser respetada también para Catalunya.
Y en el ámbito estrictamente privado argumentaría que: la rivalidad política con ERC por el liderazgo del movimiento independentista catalán y a la postre de la hegemonía política en Catalunya obliga a diferenciarnos impidiendo el inicio de la próxima legislatura del Gobierno de España, reivindicándonos como la única fuerza política catalana capaz de hacerlo y marcando distancias tanto con Ezquerra como con el PSC. Lo que nos permitiría tener serias opciones de recuperar el poder en Catalunya.
Opción B: El PSOE registra en el Congreso la proposición de Ley de Amnistía tras la sesión de investidura.
En resumen, se seguiría la misma línea estratégica que la opción A pero cincuenta y seis segundos después de que el PSOE haga el registro.
Como diría Soul Etspes: “La polarización en España derivada de actuaciones judiciales para intentar resolver la confrontación política de Cataluña con el Estado español solo ha provocado inestabilidad democrática y pulsiones nacionalistas de primer orden que nos han llevado al límite del horizonte constitucional”.
Si bien es necesario recordar otras palabras del mismo autor: “La llama del narcisismo no solo puede cegarte, sino convertir en cenizas las esperanzas de tu sociedad”.
Si bien es necesario recordar otras palabras del mismo autor: “La llama del narcisismo no solo puede cegarte, sino convertir en cenizas las esperanzas de tu sociedad”.