La ceutí Yalila Liazid se encuentra en estos momentos metida de lleno en la jornada electoral del municipio de Motala, en Suecia. Son los segundos comicios a los que se ha presentado como candidata del partido Socialdemokraterna. Mujer, musulmana y política, su perfil podría equipararse al de Fatima Hamed, sin embargo, Liazid nunca ha estado a favor de los localismos. La socialdemócrata presume de la convivencia que existe a nivel social en su ciudad natal, pero echa de menos una convivencia democrática en la esfera política.
-¿Cuáles son las bases de su proyecto socialdemócrata en el municipio de Motala?
Estoy muy agradecida con El Foro de Ceuta porque es la primera vez que un medio de comunicación de mi ciudad natal me pregunta por mi implicación política en Suecia. En cuanto al proyecto político, es la segunda vez que me presento a las elecciones nominada por mi partido a nivel local y regional. Soy candidata en las listas para estas elecciones que se celebran este domingo para el Consejo de Gobierno y para la Consejería de Educación. Tenemos un amplio compromiso electoral con los ciudadanos de Motala con más de 40 puntos que tenemos recogidos en el manifiesto electoral, empezando por tomar el control democrático con el bienestar social de los ciudadanos, el cual es nuestro lema a nivel nacional. Motala y Suecia pueden mejorar. Estos últimos cuatro años, Motala ha sido gobernada por la derecha aunque nosotros hemos sacado en 2018 una mayoría, pero haciendo coalición con los grupos de izquierdas y Los Verdes no alcanzamos mayoría para gobernar, entonces preferimos quedarnos en la oposición. Son muchos puntos los que tratamos, empezando por la educación en los colegios. Queremos reducir el ratio de alumnos por aula, más profesores, más personal cualificado. En cuanto a la atención a las personas mayores queremos mejorar el servicio con más personal cualificado. Queremos trabajar el tema de la segregación que ha ido aumentando con el gobierno de la derecha. Fomentar el trabajo para la juventud en los meses de verano, la gratuidad en el transporte público para los más jóvenes, intentar construir más lugares de encuentro para la juventud y las personas mayores, así como más lugares para el deporte. También buscamos atajar el índice de criminalidad, que los jóvenes no acaben en manos de bandas criminales. También ponemos el acento en las mujeres que sufren violencia de género. La vivienda municipal es otra de nuestras preocupaciones para no dejar que las empresas ajenas acaben privatizando la vivienda.
-¿Cómo ve Ceuta desde la distancia?
Con nostalgia, con añoranza y, muchas veces, con impotencia, indiferencia al ver que las cosas no cambian y no es porque no hay solución, sino porque no hay voluntad. Siempre que leo algo sobre Ceuta me llega al corazón. Sigo los debates, los plenos. Ceuta está siempre presente en mí.
-Nació en la ciudad de las cuatro culturas, y ahora se desarrolla profesionalmente en Suecia, un país multicultural. ¿Considera que Ceuta es un ejemplo de convivencia?
A veces nos equivocamos cuando hablamos de la convivencia a nivel general. Eso no quiere decir que en Ceuta siempre hemos intentado convivir. La convivencia se ve en Ceuta en muchos aspectos, en el trabajo, en los colegios, en las relaciones personales, pero yo lo que echo de menos es la convivencia democrática. Y esto no es un error de los ceutíes, esto es un error de las instituciones a nivel nacional porque no se han recogido los derechos de todos los ceutíes para que haya esa convivencia, para que no haya un grupo que se sienta mejor, otro que se sienta discriminado. Esto es lo que en Ceuta se tiene que trabajar a nivel político. Duele decirlo, pero es la realidad que sufrimos en Ceuta. Lo digo con toda la sinceridad del mundo y con ninguna intención de insultar. Es lo que está pasando. Son errores institucionales a nivel nacional porque no se han dado los derechos fundamentales de un colectivo y por eso seguimos sufriendo problemas. Eso se refleja en la acción política.
-Mujer, musulmana y política. Lo que debería de ser normal a día de hoy, sigue siendo revolucionario. ¿Se siente identificada con la defensa de este papel que lleva a cabo la diputada localista Fatima Hamed (MDyC) en la Asamblea?
Fatima es como una hermana pequeña para mí, yo le llevo años. Cuando estuve en Ceuta antes de que ella se implicara en la política hemos tenido charlas conjuntas. Yo me metí en la política en Ceuta en 2007 y hasta el 2013 he pasado tanto por el PP como por el PSOE, teniendo ofertas de otros partidos que a día de hoy siguen contando conmigo. Yo me identifico con Fatima en una parte que ella refleja como mujer musulmana que defiende a su ciudad, a veces de la mejor manera posible, a veces tal como puede porque no te dejan hacer las cosas. Es una mujer luchadora, creo que es sincera, también una mujer clara en lo que quiere porque no da rodeos. También me distancio con ella en algunas tomas de decisiones aunque agradezco que ella haya tomado la iniciativa de mi propuesta de declarar a Santiago Abascal persona non grata, y ella tuvo ese gesto de plantear mi iniciativa en el Pleno de la Asamblea y que haya salido adelante. Yo le deseo toda la suerte del mundo. Fatima puede dar de si mucho más pero lo que yo no comparto con ella es la política de localismos. Nunca he estado a favor de los localismos. En Ceuta sirven para hacer una buena oposición, pero no está en sus manos darle solución a los problemas gordos que tiene Ceuta. Entonces quizá en esto nos distanciamos ella y yo. También me distancio en los localismos en el sentido en el que debido al voto que se dispersa, una diputada de Vox está en el Parlamento. Esto es una falta que tienen que asumir todos los partidos políticos de la ciudad. Personalmente, aunque tengamos principios políticos distintos, a la hora de la verdad hay que mirar por Ceuta y dejar los intereses personales.
-¿Qué opina del auge de la extrema derecha en nuestra ciudad?
Tengo poco que opinar sobre un partido cuyo representante no tiene el mínimo respeto a las instituciones del Estado. Con la última declaración sobre la tauromaquia, insultando incluso a una institución, a los miembros de seguridad del Estado, a los militares. El miedo de algunos ciudadanos influenciados por el espíritu religioso teme que Ceuta llegue a ser musulmana otra vez y por eso ese auge de la extrema derecha. En todas sus declaraciones lo único que mencionan es el islám, los musulmanes, la quinta columna, la marroquinización. Se ve claro que es un partido político que no tiene el control sobre lo que quiere, simplemente lo que está sembrando es odio, división, una baja calidad política, más la desfachatez con la que venden política. Para mí son irrepresentables. Ceuta no se lo merece, con respecto a las personas que los votan. Quienes lo dirigen son unos irrepresentables.
-Si tuviera que votar en las próximas elecciones municipales ceutíes, ¿con qué formación política se sentiría más identificada?
Tengo amigos en todos los partidos, sé que hay gente muy comprometida con la política ceutí. Yo votaría, para no nombrar algún partido, al que mejor defienda los intereses de Ceuta a nivel nacional. Todo lo que es la mejora de la vida ciudadana de los ceutíes. Yo espero que para las elecciones de 2023 los partidos se sienten y reflexionen. Basta de localismos. A Ceuta, una ciudad de 19 kilómetros cuadrados y 80.000 habitantes no le hacen falta más partidos, lo que le hace falta son políticos de peso que sepan solucionar los problemas de los ciudadanos y que cuenten con un apoyo a nivel nacional. Ceuta por si misma no puede salir adelante si no hay una voluntad y un partido a nivel de Estado que tengan esa voluntad de sacarla adelante.
-La religión islámica se impartirá el próximo curso como asignatura optativa de secundaria. Hasta ahora, solo se ofertaba en educación primaria. ¿Considera que las religiones deberían estar fuera de las clases? ¿Ve con esta medida un avance hacia la igualdad entre las religiones?
He estado en el primer grupo de profesores que dieron religión islámica en Ceuta en el año 2000 y yo lo veo así. Los profesores lo que realmente dan es educación islámica. No es adoctrinamiento y por eso yo estoy a favor de que se dé siempre y cuando sirva en el bienestar emocional, educativo, en el comportamiento social del alumno. Se recoge como religión en los acuerdos del Estado, pero realmente lo que se da es educación islámica. En Ceuta lo que hace falta es que el profesorado de educación islámica trabaje con el alumnado musulmán los valores de convivencia, el comportamiento, todo lo que tiene que ver con el trato con los iguales y con el otro. En el año 890, Alfonso X El Sabio quiso educar a su hijo que iba a ser el príncipe heredero y convocó a dos musulmanes de Córdoba para educarlo porque entre los cristianos no había gente capacitada. Si nosotros volvemos a la historia compartida, tenemos muchos ejemplos de los que aprender de la convivencia. Y Ceuta ha sido en una época la capital de las ciencias, de Ceuta el mundo aprendía y eso nunca se tiene que perder. Los ceutíes tenemos mucho de lo que enorgullecernos a pesar de todos los problemas económicos y sociales que tenemos. Solo hace falta voluntad y más convivencia política y democrática, porque los ciudadanos ceutíes, siempre han demostrado una altura de comportamiento y de respuesta ante cualquier problema que ha ocurrido y eso lo hemos visto durante la crisis migratoria. Ceuta siempre ha sido solidaria y una ciudad abierta, pero siempre vamos a ser una moneda de cambio de los intereses políticos, económicos y sociales de las potencias interesadas en el Mediterráneo y en el Atlántico. Estamos en el medio, no tenemos otro remedio.