Pero ¿qué español soy? si vivo en un país que tiene 19 opiniones, donde los políticos su oposición más creativa es darle la vuelta a tortilla, o sea “porculearse”, utilizando mayormente las redes para apuntillarse, volviendo majaras a los españolitos de a pie.
En la España de pandereta política, no todo puede ser contradicciones, por poner un ejemplo en Madrid no hay 8M, en Cataluña sí, aunque sea de aquella manera.
En este artículo no vamos a utilizar la pluma fina y nos vamos al argot del entendimiento, aunque este tipo de jerga ya se empieza a usar en tertulias televisivas.
Ya no hablemos de los políticos de la “ínsula”, pues en el último artículo publicado en un medio, alguien en los comentarios le cortó un traje a medida, a cada lider.
¿Qué le estamos enseñando a la juventud?, ¿a ser antisistema, programados por el mensaje populista de la desestabilización? Días atrás salió en televisión la portavoz del colectivo Arran, Adriana Roca, y en su demagogia populista justificaba y relacionaba los hechos violentos de la Ciudad Condal con el paro, y achacaba al sistema que había dejado a la juventud sin futuro. También, aludió a la Policía como la causante de generar esa violencia. Lo que esta “anarquista independentista” no diferencia es entre una manifestación pacífica y una quedada de delincuentes organizados. Es normal, debió suspender Valores Éticos. Pero sin ir más lejos, la colaboradora del programa “Adolescents XXL” de la TV3 y Catalunya Ràdio, Juliana Canet de 22 años, se ha apuntado al “Puta España”, donde la influencer ha lanzado varias proclamas y ha declarado a un medio catalán de que era partidaria de quemar contenedores. El caldo de cultivo del odio hispamofobico no son obstáculo para tener generosos contratos en medios de comunicación públicos en manos de la Generalitat, para difundir soflamas en programas de la mano de Jair Domínguez, con otros colaboradores simpatizantes del independentismo. Otra media parte de las 19 opiniones.
La política va a cambiar, están naciendo nuevas tendencias de gobierno entre la juventud y los mayores. Los jóvenes cada día son más radicales en su ideología y los mayores, radicalizan su dignidad ante el haber jubilatorio, lo cual deriva en dos tendencias, el nuevo movimiento de “Jóvenes Tremendamente Comprometidos” participando en política como parte de un cambio social. También se consideran consumistas (millennials), rebeldes o dependientes, pero estos últimos tienen poco sentido del deber y sacrificio. Y por otra los pensionistas, para reivindicar sus derechos porque consideran un deterioro progresivo y permanente de las prestaciones. Por ello, se han unido, copiando a “Los Jubilados”, un partido chileno de 1988, e irrumpen en la política española con un caladero de diez millones de votos, ¿lo conseguirán en las urnas? Parece que, en este país de 19 opiniones, solo cuenta el tramo intermedio. Sembrar juventud, es cuidar el grano del que comeremos el día de mañana.
¿Qué está pasando?, pues muy fácil, la juventud ya no cree en sus políticos ni en el sistema educativo, porque la mayoría prioriza memorizar antes que la salud mental de los alumnos. Tampoco los exámenes son las mejores formas para evaluar a un alumno, porque no se puede ver sus capacidades en unos exámenes que parecen un duelo a vida o muerte. El temario estudiantil no vale para crecer como persona sino laboralmente, de ahí los tontos que salen a dar su opinión y al final sabemos dónde terminan.
Por todas estas reivindicaciones de los jóvenes a los cuales pasamos de ellos por creer que cuando sean padres comerán huevos, se rebelan y quieren proyectar su futuro a base de movimientos como surgió el 15M, del cual nació Podemos. Nos vemos avocados a un cambio, porque la tuerca al apretarla se pasa de rosca. España un país de emigrantes vuelve a retomarlo con los emigrantes laborales.
Hemos de reconocer que aquel movimiento ciudadano espontáneo, 15-M, consiguió instalar un discurso y señalar unos problemas que han guiado la vida política del país desde entonces y que están aún sin resolver, pero algo se va avanzando. Y recordarlo me trae irremediablemente a la memoria a José Luis Sampedro y su participación en dicho movimiento y en dos libros, el coral “Reacciona” y su prólogo en “¡Indignaos! de Stéphane Hessel. ¡Tanta inocencia y esta rememoración me hacen sentir mayor!
“No somos mercancías en manos de políticos y banqueros” es lo que se escuchaba por aquellos días, básicamente reclamando más democracia y sin hacer uso de la violencia, aunque sí de una radical idea: ¡Luchar por la verdad y la libertad! Muchos jóvenes estuvieron allí, ahora no tan jóvenes. Muchos jóvenes ahora siguen defendiendo esas ideas conscientes, plenamente conscientes de que, ¡sí somos mercancías en manos de políticos y banqueros! Al igual que la educación.
La educación es decidida por adultos y viejos que nos dicen lo que debemos estudiar sin escucharnos. Lo que ellos creen que debe ser nuestra formación y lo convierten en adoctrinamiento. Solo propagan sus ideas y valores, amén de sus modelos mentales de sociedad de manera sectaria. En Andalucía, Madrid y Murcia: pin parental y su modelo de sociedad. En Cataluña, País Vasco, Galicia, Baleares y Comunidad Valenciana que si castellano sí o no. Pero ¿Preguntan a los jóvenes? ¿Qué es lo que desde la juventud pensamos? ¿En qué se debe formar y qué estudiar?
Este adoctrinamiento, esta normalización y regulación del pensamiento tipo “1984” o fracasará o se convertirá en varios adoctrinamientos enfrentados, ¡aquí y en Europa! Europa lejos de ser la solución podría volver a ser el problema. Recordemos 1914 y 1939. Y eso ocurrió con injerencias externas y crisis económicas. Con sociedades desiguales, muy desiguales, en el viejo continente. Con divisiones y búsquedas artificialmente dirigidas y creadas del «enemigo». Recreado en el otro, en el diferente. No hay que leer a Thomas Piketty para descubrir como la economía, es decir, en 1% de la población increíblemente rica, nos dirige y mangonea a todos. Insisto no hay que leerlo porque los jóvenes somos más de internet (ahí está el universo, con sus dos caras, clara y oscura, yin y yang) para informarnos y de redes sociales para compartir esa información y formarnos personalmente. La estructura orgánica de la sociedad, el individuo, está ahora cada vez más alejado de la «objetividad» de la comunidad inmediata que le rodea y vive y se desarrolla en la comunidad virtual universal de las redes sociales. Donde se descartan las opiniones contrarias y de refuerzan las propias. Dónde las discrepancias lejos de ayudar a crecer ayudan a odiar. Dónde el enfrentamiento es continuo contra el «otro». Contra el que no piensa como tú.
Y nuestros sesudos mayores con Lomloes, la enésima ley educativa de este país desde que comenzó la democracia, y con sus discursos vacíos si no son para los «suyos». Los que pretenden adoctrinar a una generación de jóvenes que ya tenemos nuestros referentes en Internet y redes sociales.
Sin embargo, las listas de “gente más brillante”, de “intelectuales más sesudos”, de “influyentes creadores de tendencias u opinión” están encabezadas por: Malcolm Gladwell, Daniel Kahneman, Steven Pinker, Carlo Rovelli, Jordan Peterson, Martha Nussbaum, etc
¿Nadie percibe que existe una asincronía de carácter cuántico entre la juventud y la sociedad neoliberal de los mayores?
¿Nadie es consciente que se nos empuja hacia una competitividad culpabilizadora? ¡Qué el modelo capitalista de: ¡Triunfas o fracasas! llegó hace tiempo a España! Pero a algunos les vale con la inmediatez del triunfo, fama por un día ía, eso parece haberse trasladado a la clase política actual.
Para huir de la radicalidad hay que comenzar a cambiar la sociedad, la educación. Se puede empezar con una acción individual de carácter ético, realizada de manera constante. Está muy bien pero el mundo no cambiará si no son millones los ejemplos individuales de carácter ético para conseguir comunidades y sociedades comprometidas. No aleccionadas.
Otro día hablaremos sobre “El síndrome de Sherwood”. Estrategia táctica policial desarrollada por David Piqué durante su mandato como Comisionado General de Coordinación Territorial para los Mossos d’Esquadra y sus diferentes variantes.
Si España no es país para jóvenes ni para jubilados ¿para quién es?