La imagen negativa y estereotipada de la mujer se traslada a muchas palabras y expresiones de la lengua. La polémica sobre el sexismo lingüístico no es nueva. En la actualidad, hay voces que defienden que las duplicaciones léxicas (vecinos/vecinas, niños/niñas) son necesarias, mientras que otras personas las creen redundantes
Más de 50 términos sirven en el diccionario para referirse a prostituta. Un hombre zorro es alguien astuto. Una mujer zorra es una prostituta. La acepción está incluida en el diccionario de la Real Academia Española (RAE), indicando que es despectiva y malsonante. No es la única. Un cualquiera es un don nadie, pero una cualquiera es una prostituta. Sexo débil es la forma de referirse con intención despectiva al conjunto de las mujeres. Y sigue sumando: más de 50 términos del diccionario sirven para llamar prostitutas a las mujeres.
La imagen estereotipada y negativa de la mujer se traslada a muchas palabras y expresiones de la lengua, como es la coloquial ’esto es un coñazo’ para definir algo insoportable. Y hasta hay palabras que en femenino aumentan el tamaño de la ofensa.
¿Es sexista el diccionario?
José Luis Aliaga, profesor titular de Lingüística del Español en la Universidad de Zaragoza, lo tiene claro: «El diccionario académico ha sido un producto cultural con todos los sesgos ideológicos de la oligarquía que ha controlado los resortes del poder en España: sexista, conservador y católico, amén de irrespetuoso con otras creencias políticas y religiosas».
El profesor advierte que ha habido «un cambio de rumbo en los últimos años, aunque esté lejos de dar lugar a una obra tendente a la neutralidad».
En cuanto a la cuestión de si hay palabras machistas, el lingüista asegura que el caudal del léxico del castellano «ha ido acumulando sesgos sexistas en múltiples apartados de la actividad verbal». Y señala como ejemplos «formas de tratamiento no igualitarias (’señor’/’señora’-’señorita’), pares de palabras con distintas implicaciones entre el masculino y el femenino (’golfo’/’golfa’), (’verdulero’/’verdulera’), vacíos léxicos por cualidades positivas, usadas solo para varones (’caballerosidad’, ’hombría’) y negativas, atribuidas únicamente a mujeres (’arpía, víbora’)…», dice el profesor Aliaga.
La polémica del sexismo lingüístico
La polémica sobre el sexismo lingüístico no es nueva. En los setenta ya comenzó a dar sus primeros pasos. Recientemente, la diputada de Podemos Irene Montero utilizó la palabra ’portavozas’ (defendiendo el uso del lenguaje como otra forma de luchar por la igualdad) y la RAE dijo que era una forma de «provocar inútilmente«, ya que la palabra es común en cuanto al género. El profesor de la Universidad de Zaragoza José Luis Aliaga recuerda que esto es lo que pasó hace años con otros términos que hoy se desdoblan mayoritariamente, como ’jefe’/’jefa’ o ’juez’/’jueza’. Y concluye: «No debe olvidarse que los cambios lingüísticos se producen a partir de una innovación individual. Su aceptación y difusión en la sociedad dirá en el futuro si se ha producido un cambio lingüístico propiamente dicho o no».
En cuanto al hecho de si deberían excluirse del diccionario algunas acepciones incómodas o de significado ideológicamente discriminatorio, el profesor Aliaga tiene claro que no debe hacerse, pero sí que hay que «marcar adecuadamente sus peculiaridades semánticas o pragmáticas», un aspecto, que según él mismo indica, «tiene un amplio margen de mejora».
El profesor de Lingüística cree que el hecho de que hubiera más mujeres en la Real Academia (de los 46 académicos de número, solo 8 son mujeres) no supondría cambios significativos, ya que considera que el trabajo crítico «debe hacerse desde fuera de la institución». Y en cuanto al uso generalizado en los discursos de duplicaciones léxicas como ’ciudadanos’/’ciudadanas’, ’vecinos’/’vecinas’…, José Luis Aliaga lo defiende (algo que contradicen otras personas expertas, que argumentan la propiedad gramatical del masculino como genérico), ya que lo considera «un recurso más, entre muchos otros, de un lenguaje inclusivo, de un discurso respetuoso con las diferencias».