Por el Think Tank Hispania 1188
Jesús María González Barceló, Presidente
La Europa que prometieron no existe. Nos hablaron de una unión de libertad, comercio, movilidad y cultura compartida. Pero lo que tenemos es una máquina tecnocrática de vigilancia, control social y sumisión institucional. La Unión Europea de hoy no es heredera de Atenas ni de Roma: es la hija bastarda de Pekín y de Moscú.
Desde el Think Tank Hispania 1188 lo decimos sin rodeos: la UE ha traicionado a Europa.
Ha traicionado el ideal clásico de la libertad ciudadana.
Ha traicionado el espíritu ilustrado de la razón frente al dogma.
Y ha traicionado a los pueblos que componen el continente, reducidos a clientes fiscales, súbditos energéticos y unidades estadísticas.
La Europa que regula el tamaño de la aceituna y criminaliza el efectivo no protege la libertad: la asfixia.
La Europa que vigila cada transacción, cada cuenta bancaria, cada dato biométrico no defiende al ciudadano: lo desnuda digitalmente.
La Europa que impone censura algorítmica, regula contenidos, premia a ONGs ideologizadas y castiga a las disidencias no combate el odio: combate el pensamiento libre.
Esta UE no es liberal.
No es europea.
Es soviética.
Porque, como la URSS, tiene comisarios que nadie vota.
Porque, como la URSS, quiere ciudadanos obedientes, no pensadores críticos.
Y porque, como la URSS, es incapaz de concebir que alguien quiera vivir fuera del Estado.
Hablan de democracia mientras el Parlamento Europeo es una pantomima sin poder legislativo real.
Hablan de progreso mientras imponen leyes que matan la innovación y aniquilan a la pequeña empresa.
Hablan de diversidad mientras castigan toda voz que no comulgue con el evangelio de la sostenibilidad, la equidad impuesta y la religión climática.
El anarcoliberalismo es su peor enemigo
Nosotros, los anarcoliberales, los hijos de Rothbard, Bastiat y Juan de Mariana, somos los herejes que Bruselas no tolera.
No queremos su moneda digital vigilada.
No queremos su Green Deal neofeudal.
No queremos sus cuotas, sus comisarios ni su neolengua.
No queremos ser ciudadanos modelo de su colmena burocrática.
Queremos vivir. Sin permiso. Sin traba. Sin miedo.
Y por eso nos persiguen:
– Limitando el uso de dinero en efectivo para forzar la trazabilidad total.
– Pidiendo justificaciones absurdas para abrir una cuenta bancaria.
– Censurando plataformas, regulando contenidos, homologando el pensamiento.
– Subvencionando la obediencia. Penalizando la excelencia.
La UE ha dejado de ser un espacio común de civilización para convertirse en un campo de concentración digital donde la libertad es sospechosa y la autonomía, una amenaza.
¿Quién nos defiende?
¿El PPE? ¿El PSOE? ¿Los Verdes?
Todos son ramas del mismo árbol podrido.
Solo una insurrección intelectual —cultural, moral, económica y generacional— puede derrocar al monstruo de Bruselas.
Y esa insurrección empieza en lugares como este. Como Hispania 1188.
Desde aquí, declaramos:
No obedeceremos mandatos globales.
No aceptaremos que nos espíen.
No renunciaremos al cash.
No entregaremos nuestros datos sin batalla.
No pediremos perdón por defender al individuo frente al Leviatán.
Europa no es Bruselas.
Europa no es Lagarde, ni Von der Leyen, ni Soros, ni Davos.
Europa es el país profundo, el pensamiento libre, el alma insumisa.
Volveremos a levantarla.
Pero no desde sus instituciones zombis,
sino desde la rebeldía ilustrada de sus pueblos libres.
Aquí empieza la resistencia.
